Un informe sobre salud mental Headway Mental Health 2022 posiciona a España como el segundo país con más casos de trastornos de salud mental de Europa, detrás de Portugal. Además, ambos países son los únicos que superan el 20% de casos, es decir, uno de cada cinco españoles sufre algún trastorno de salud mental.
“En los últimos años estamos asistiendo a un elevado aumento de lo que yo llamo los trastornos adaptativos, como la depresión y la ansiedad”, comenta José Antonio López, psiquiatra con consulta en Madrid y exvicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada. “Se les conoce también como trastornos psiquiátricos menores, pero yo prefiero llamarlos adaptativos porque se derivan de la sociedad y el estilo de vida en el que estamos inmersos. Además, afectan más al género femenino, ya que de cada tres casos, dos son mujeres. Colaboro con una ONG que se llama Andalucía por un Mundo Nuevo y que tiene proyectos en Malawi. Pues bien, allí te puedes encontrar con personas con esquizofrenia o neurosis, pero la depresión y la ansiedad no las conocen”.
La vida sexual de una persona que padezca estos trastornos mentales
Las personas que tenga que tomar medicación no solo se ve limitada por la propia enfermedad, sino también por el remedio. “Todos los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) disminuyen el deseo, y los que no tocan la serotonina (hay dos o tres) no son tan efectivos”, comenta este psiquiatra. “Así que se entra en un círculo vicioso, porque la sexualidad se ve ya afectada por estos trastornos y, al querer curarlos, se suprime el deseo. Así se priva a estos pacientes de su dimensión sexual, que podría ayudarlos a mejorar su estado de ánimo y, además, pueden aparecen problemas en la vida de pareja”.
A pesar de que la ciencia avanza y los descubrimientos se suceden, en materia de psiquiatría no ha habido demasiado que celebrar en las últimas décadas. “No se investiga en nuevos fármacos o remedios para tratar estas afecciones con menos efectos secundarios. Las empresas farmacéuticas parecen más interesadas, ahora mismo, en el terreno de la cardiología y la endocrinología, pero no en las enfermedades mentales”, sostiene José Antonio López.
Qué hacer si la medicación es un obstáculo en las relaciones
Pensar en una vida erótica cuando se tiene depresión no es muy común. Ni por parte del que la sufre ni de los profesionales de la salud, que la relegan al final de la lista. “Pensar en eso está mal visto y la gente evita hablar de ello”, cuenta Antonio Daniel García Rojas, psicólogo, sexólogo, director del departamento de Pedagogía de la Universidad de Huelva y miembro de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS). “Por eso, lo primero que hay que hacer, desde el punto de vista de la sexología, es tratar la comunicación en la pareja. Que la persona que sufre de depresión o ansiedad exprese su situación, sus miedos, los efectos del tratamiento, ya que es importante verbalizarlo y sentirse comprendido”.
Como el rendimiento sexual no es el mismo, en parte debido a la medicación, puede aparecer la tentación de enterrar la sexualidad hasta la curación total, pero es lo peor que se puede hacer. “Lo que proponemos es realizar otro tipo de prácticas al margen del formato coito. Una sexualidad donde el afectado o afectada juegue un rol más pasivo y se centre más en la sensualidad, en sentir, más que en hacer. Explorar nuevos estímulos, espacios, juegos, masajes y tratar de descubrir dónde está el botón de activación del deseo. Darse caprichos y permitirse cosas (en cualquier esfera de la vida) para que la tristeza se vaya disipando”, propone García Rojas. El deseo puede, a veces, abandonarnos. Más que esperar a que vuelva, podemos tratar de reencontralo; porque, si lo buscamos, al final daremos con él.
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