La relación entre las tecnologías y los demonios ha sido más estrecha de lo que muchos podrían pensar. Desde la invención del teléfono hasta el surgimiento de la Internet, las innovaciones más importantes han sido objeto de controversias y supersticiones que las han relacionado con la brujería y otras prácticas esotéricas. Así lo afirma la historiadora científica Jimena Canales en una entrevista publicada recientemente.
Según Canales, la razón detrás de esta conexión entre las tecnologías y la demonología es la ansiedad que producen estos avances en la sociedad. “Cuando la gente se enfrenta a algo que no puede comprender completamente, busca explicaciones en lo sobrenatural”, afirma Canales, quien ha investigado esta relación en profundidad en su libro “La Revolución de las Tecnologías y los Demonios”.
Un ejemplo de esta tendencia histórica puede encontrarse en la invención del teléfono. En 1877, cuando Alexander Graham Bell patentó su creación, muchos consideraban que la transmisión de la voz por el aire era un fenómeno sobrenatural y hasta maligno. El humo que salía del aparato al momento de la comunicación dio lugar a mitos sobre la presencia de espíritus en el dispositivo. Con el tiempo, estas creencias se fueron disipando a medida que la tecnología se fue popularizando.
Sin embargo, la relación entre tecnología y demonología no desapareció por complete. En la actualidad, son muchos los que ven Internet como una posible herramienta del Diablo. Desde teólogos hasta políticos han afirmado que el acceso a la red puede fomentar la inmoralidad y corromper la mente de las personas. Canales señala que estas ideas no son nuevas, sino que forman parte de un legado de temores que se han arraigado en la cultura popular.
En definitiva, la conexión entre la tecnología y lo sobrenatural es un fenómeno que ha existido desde hace siglos y que, lejos de desaparecer, se ha ido adaptando a las nuevas invenciones. En opinión de Jimena Canales, entender este tipo de relaciones puede ser una forma de comprender mejor nuestra propia cultura y nuestras actitudes hacia la ciencia y el cambio tecnológico.
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