Cuando se deja la televisión encendida para acompañar a nuestros perros, surge una pregunta intrigante: ¿realmente están prestando atención? ¿Qué tipo de contenido les interesa más? ¿Las emocionantes persecuciones de coches en películas de acción, los documentales de naturaleza o simplemente los sonidos familiares del hogar? Un reciente estudio científico se ha adentrado en estas cuestiones de una manera novedosa y reveladora.
Investigadores de la Universidad de Auburn, en Alabama, han desarrollado por primera vez una herramienta específica para medir el comportamiento de los perros frente a la televisión: la Dog Television Viewing Scale (DTVS). Este estudio, que se publicó en la revista Scientific Reports, no solo identifica los estímulos visuales y auditivos que capturan la atención canina, sino que también establece una relación entre estas preferencias y los rasgos de personalidad de los perros.
El equipo de investigación observó a 453 perros, con edades que variaban desde los cuatro meses hasta los 16 años, todos ellos previamente identificados por sus dueños como interesados en la televisión. Aunque esto podría parecer un enfoque limitado, permitió al equipo obtener información valiosa sobre el comportamiento de diferentes tipos de perros y sus interacciones con la pantalla.
Un aspecto fundamental a considerar es que los perros no ven el mundo de la misma manera que los humanos. Poseen una gama de colores más reducida y una distinta agudeza visual. Sin embargo, esto no impide que se interesen por lo que aparece en la televisión. Los hallazgos del estudio indican que muchos perros siguen las imágenes en la pantalla e incluso intentan buscar lo que están observando fuera del marco, confundiendo lo virtual con la realidad.
No todos los perros interactúan de la misma manera con la televisión. Aquellos que se describen como más excitables muestran una mayor inclinación a seguir objetos en movimiento en la pantalla, haciendo movimientos como ladrar o mover la cola. Por otro lado, las razas más reactivas o temerosas responden influenciadas por estímulos auditivos como timbres o voces humanas, lo que puede llevar a reacciones de alerta.
Curiosamente, factores como la edad, el sexo y la raza del perro no mostraron una influencia significativa en cómo miran televisión. Lo que realmente hizo la diferencia fue el tiempo que cada perro dedicaba a seguir la pantalla. Aquellos que pasaron más tiempo concentrados en la televisión tuvieron puntuaciones más altas en la DTVS, lo que sugiere que esta escala podría ser un recurso útil para evaluar el interés de los perros hacia los medios audiovisuales.
Este tipo de investigación abre nuevas vías para comprender la cognición de los perros y su bienestar, especialmente en entornos donde están solos, como refugios o casas. Conociendo los contenidos que resultan atractivos para cada perro en función de su personalidad, la televisión se podría utilizar como una herramienta de enriquecimiento ambiental.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que no todos los perros reaccionan igual ante un mismo estímulo. Lo que podría cambiar el comportamiento de uno podría no tener el mismo efecto en otro. La idea de crear un “programa perfecto para todos los perros” podría ser complicada, aunque iniciativas como DOGTV, un canal destinado a perros, se beneficiarían enormemente de esta investigación para ajustar su contenido según las diferentes personalidades caninas.
Además, estudios previos sugieren que el interés de los perros por la televisión puede estar relacionado con el simple deseo de estar cerca de sus dueños y compartir tiempo juntos. Por otro lado, entender cómo los perros perciben el mundo a través de nuestras pantallas podría tener aplicaciones prácticas en ámbitos clínicos, especialmente para evaluar la visión en perros mayores mediante estímulos visuales atractivos.
La capacidad de los perros para adaptarse a nuestro entorno, lleno de estímulos que no siempre comprenden, apunta a su notable evolución a nuestro lado. La próxima vez que enciendas la televisión para tu perro, ten en cuenta que, gracias a este estudio, ahora sabemos que pueden estar más atentos de lo que imaginamos, dependiendo de su personalidad.
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