Los habitantes Jersón la cuidad ubicada en el sur de Ucrania, fue liberada el pasado viernes tras más de ocho meses de ocupación rusa. Es la primera vez desde febrero que se atreven a dar un paseo, a la luz del día mientras ven jugar a sus niños. Los habitantes se sienten felices por haber dejado atrás el miedo que infundían las tropas rusas, pero las tropas rusas se encuentran a tan solo un kilómetro.
La plaza de la Libertad, donde se ubica la sede de la Administración provincial, es un hervidero de ciudadanos que quieren compartir su felicidad. Allí han quedado para la posteridad la bandera ucrania y de la Unión Europea que los partisanos locales colocaron el mismo día que los rusos abandonaron Jersón. También es donde el Gobierno regional ha instalado una antena de telefonía y conexión de internet.
La visita de Zelenski
El mandatario encabeza una ceremonia de izado de bandera y saludar a militares. Zelenski confirmó que había asumido un elevado riesgo al acercarse tanto al frente, pero explicó que debía su apoyo a la población local y a las tropas.
Jersón sigue marcada por los meses bajo control ruso. Todavía hay multitud de carteles de propaganda de Moscú colgados en las calles proclamando la unidad nacional de Rusia y de Ucrania, además de anuncios de compañías de telefonía del país invasor o avisos recomendando a la población que solicite los pasaportes. Algunos monumentos, como el del almirante zarista Ushakov, fueron arrancados de su pedestal y trasladados a la orilla oriental del río Dniéper, donde el invasor ha situado sus líneas de defensa. La ruta hacia Jersón está salteada por impactos de misiles, columnas de humo, casas destruidas y restos de blindados calcinados.
La ciudad es ahora el frente de guerra y un portavoz del Alto Mando Sur de las Fuerzas Armadas Ucranias confirmaba a este diario que la evacuación de los barrios próximos al río es una posibilidad: “Dependerá del momento de las operaciones militares”. Esta misma fuente aseguraba desconocer qué porcentaje de la población continúa en Jersón. En verano, el Ejército ucranio afirmaba que la mitad de sus 300.000 habitantes habían abandonado el municipio, aunque la cifra puede ser más elevada por el traslado de 60.000 personas hacia territorio controlado por Rusia. El Gobierno de Kiev afirma que miles de ellos fueron desplazados a la fuerza. Dvornikova y Gutnik, que tienen a sus hijos en Alemania, niegan conocer a nadie que se haya desplazado obligatoriamente a territorio ruso, aunque aseguran que sí ha sido así.
En la plaza mayor se reúne gente para cargar la batería de sus móviles en generadores instalados por el Ayuntamiento. También corretean niños detrás de los soldados para que les regalen identificaciones de los diferentes batallones ubicados en la ciudad.
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