“Solo ganar, solo ganar, lo demás no importa”, lleva repitiendo toda la semana Diego Pablo Simeone por todos los rincones del vestuario. El mismo mantra que utilizó en los días previos a los partidos contra la Real Sociedad y Osasuna, definitivos para que el Atlético se presente este sábado en Valladolid (18.00, Movistar LaLiga) dependiendo de sí mismo para conquistar el campeonato. Una victoria en el José Zorrilla supondría el segundo título liguero en la era Simeone tras el de 2014. De lograrlo, su entronización y su condición de leyenda ya no tendrá límites para la hinchada colchonera. Sería su octavo entorchado en los nueve años que lleva en el banquillo del Atlético.
El plantel del Atlético ha sido mimado durante la semana con entrenamientos amenos por su entrenador. El grupo recibió el miércoles la vista de Miguel Ángel Gil Marín. Esta vez, el máximo accionista del club no pronunció un discurso para todo el plantel. En grupos de tres o cuatro jugadores, o en algunos casos de forma individualizada, Gil Marín fue interesándose por cada uno de ellos.
El entrenador rojiblanco no quiere saber nada de lo que a la misma hora comience a suceder entre el Real Madrid y el Villarreal, aunque un empate o una derrota del equipo de Zidane suponga también que el Atlético sume su undécimo título de LaLiga haga lo que haga en Valladolid. El equipo de Sergio González necesita ganar y esperar que el Elche no gane al Athletic en el Martínez Valero y que el Valencia derrote al Huesca en el Alcoraz. “Es una final. Dos equipos luchan por diferentes objetivos y los dos nos dejaremos la vida por ese objetivo”, advirtió este viernes con cierto tono de dramatismo, el preparador argentino en rueda de prensa. La tensión que acumula la delataron sus escuetas respuestas. Simeone solo quiere partido. Desde la agónica victoria ante Osasuna (2-1), el técnico ha tratado de limpiar su cabeza y la de sus futbolistas. Koke ha sido su colaborador más fiel en la tarea. El capitán también ha insistido en que el encuentro es una final, pero con matices, al no tener que enfrentarse, con todo el respeto al Valladolid, a un clásico europeo o español. El mensaje propagado por la caseta también ha apuntado a la ausencia de público en las gradas, como uno de los factores que ayude a rebajar la tensión durante el encuentro.
“No peguen pelotazos, a ver si se van a desgarrar”, se le ha escuchado ironizar al Cholo con sus jugadores. El plan pasa por repetir los ambiciosos planteamientos recuperados desde la visita al Camp Nou. Con el equipo metido en campo contrario el mayor tiempo posible, el posicionamiento con el que sumó 50 puntos en la primera vuelta y con el que ha defendido el liderato en las últimas jornadas bajo la presión del Madrid y el Barça soplándole la nuca. “Me ocupa que mi equipo pueda seguir respondiendo como en los últimos partidos, eso es lo que buscamos ante el Valladolid”, dice Simeone. Hay un convencimiento generalizado en el Atlético de que esa debe ser la fórmula para solventar el encuentro y no tener que estar pendientes de lo que haga el Madrid.
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