El universo (el nuestro, el real) vive en constante expansión. Desde el Big Bang, hace unos 13.700 millones de años, no para de crecer. Y así lo hará eternamente, dicen las personas que saben. El universo Marvel tampoco piensa parar nunca. Su magnitud, hoy inmensa, ha ido en aumento desde que nació en 1939, cuando contó el origen de la robótica Antorcha Humana en las páginas de Marvel Comics 1.
Primero fue en forma de pila de cómics mensuales, y desde hace años disparando en todas las direcciones del panorama cultural. Su último tsunami han sido las series de televisión. Una ola que crece hasta dejarnos calados: solo en este 2021 lleva entrelazadas tres ficciones semanales en Disney+, y quedan tres por estrenar. ¿Se ha vuelto este universo de bolsillo algo demasiado inabarcable para el espectador? ¿Qué significa hoy una serie Marvel? Su último estreno lleva la definición hasta los confines de la realidad.
Las viñetas del cómic rompen las reglas de la tele
Porque Loki, sobre el villano y dios nórdico de la mentira, es plenamente consciente de esta paradoja. Desde su introducción con flashbacks a las películas, la serie aprovecha este momento de apogeo de infinitas posibilidades, y al mismo tiempo no quiere dejar a nadie atrás. Su relato entiende que en un panorama donde el espectador tiene consciencia de estos personajes, una serie de superhéroes no debe estar atada a los tópicos del género. Puede ser lo que sus guionistas decidan. En este caso, sus creadores se han decidido por una historia de paradojas temporales al más puro estilo El Ministerio del Tiempo (hasta con roñosa burocracia). Pero podría haber sido un drama de acción, una comedia romántica o una aventura de atracos. Nadie ha aprovechado mejor esta receta que la surrealista Legión, la comprometida Watchmen y Wandavision, que homenajeaba más al género de las sitcom que a los superhéroes.
La historia comienza con mucha explicación, y demasiada exposición, para los novatos. El hermano de Thor de esta serie nace de una línea temporal incorrecta por la que se bifurcó Vengadores: Endgame. El dios de la mentira escapó, y ha acabado capturado por una agencia temporal encargada de resolver entuertos del multiverso. El objetivo es que el futuro siga siendo como siempre debió ser, mantener una línea temporal. Loki puede ser la clave, y pasa de despacho en despacho en una serie que, quizás por la falta de dinero en comparación con las películas, se queda demasiado anclada en interiores y en diálogos en una mesa. Un Doctor Who descafeinado.
Esa actuación más allá de la pantalla hizo que no solo fuera percibido como un malvado, sino como uno de esos personajes que al público le encanta odiar, que empuja a los fans a escribir ficción y a crear dibujos que comparten con otros que se sienten igual de identificados. Tanto es así que, cuando lo quisieron matar en Thor: El mundo oscuro, Marvel se acobardó al ver la respuesta de los espectadores.