Un elefante en la habitación que ya no puede ser ignorado. Con un volumen total de 1,3 billones de dólares, el mercado de criptoactivos ha dejado de ser una moda pasajera y ansía una madurez que aún está lejos de llegar. Son activos refugio para unos y productos puramente especulativos para la mayoría. Inversores, empresas e instituciones alaban las mil y una posibilidades de la tecnología de registro distribuido (DLT, por sus siglas en inglés) y miran de refilón el desarrollo de divisas digitales de los bancos centrales, que podrían minar el desarrollo de los criptoactivos.
Más información
Los activos digitales registraron en el arranque de 2021 un auténtico boom al calor de la espectacular revalorización registrada por el bitcóin. El criptoactivo por excelencia inició el año por debajo de los 30.000 dólares y escaló por encima de los 63.000 arropado por Tesla y su fundador, Elon Musk, así como por su adopción por parte de otras empresas y catapultado por la salida a Bolsa de la plataforma de compraventa de activos digitales Coinbase. Pero hasta ahí. Desde finales de abril el universo de los criptoactivos ha visto cómo desaparecían de un plumazo más de un billón de dólares, penalizado por el endurecimiento del veto de China y problemas de la plataforma Binance en el Reino Unido.
Ronit Ghose, global sector head for banks and co-head of the fintech theme group de Citi, cree que “los activos y monedas digitales crecerán en los próximos años, ya que muchos bancos centrales están llevando a cabo proyectos de CBDC [siglas de central bank digital currency]. Además, las criptomonedas descentralizadas, como ethereum, tienen la ventaja de ser programables y permiten construir proyectos digitales sobre ellas. Esperamos que las monedas existentes, como el euro o el dólar, sigan existiendo en formato digital”.
Más información
Más escepticismo existe sobre la madurez de los criptoactivos a ojos de los inversores. Simon Peters, experto de eToro, considera que “como ocurre con muchos activos, las criptomonedas son una tecnología incipiente y todavía muy volátil. Aunque hemos recorrido un largo camino desde la introducción del bitcóin, todavía no hemos penetrado realmente en el público mundial”. No es un sistema de pago al uso.
La llegada de los activos digitales a la primera plana de grandes inversores y pequeños ahorradores encendió las alarmas de las autoridades reguladoras mundiales, por su impacto en la industria financiera, su pretendido papel de activo refugio y su acogida por parte de los pequeños inversores como un activo de inversión.