Por Lya Gutiérrez Quintanilla
Efectivamente, como bien sabemos, la cultura Olmeca es también conocida como la más antigua de Mesoamérica que poblaron el continente americano, especialmente en la zona tropical ubicada entre los mil y dos mil años antes de nuestra era localizada exclusivamente en los estados de Veracruz y Tabasco, pero su radio de acción abarcó varios estados de la república, entre ellos Morelos, Oaxaca, Puebla.
En una conferencia sustentada por la doctora en Antropología y experta en Códices, Lourdes Bejarano Almada, ahondando en el mundo Olmeca, explicaba que sus principales centros ceremoniales son tres y se encuentran desde el río Papaloapan, al sur de Veracruz, hasta la laguna de Términos en Tabasco. Van dos veces que escucho la conferencia y siempre aprendo algo porque la verdad es que el tema es fascinante por varias razones. Una, es que el origen de los llamados Olmecas sigue siendo incierto. Aunque se tengan localizados sus primeros vestigios, aún no hay la certeza de saber de dónde llegaron. Por lo que, de acuerdo con mi opinión, -no soy arqueóloga-, bien se puede considerar a la Olmeca como la civilización perdida de América.
Entrevistado, el director del INAH Morelos, antropólogo Víctor Hugo Valencia Valera, refiere en relación a este tema: “Te puedo decir, Lya, de manera muy resumida, que a la fecha se le sigue considerando la cultura madre por los elementos de registros cronológicos en cuanto a los hallazgos de vestigios arqueológicos en la región mesoamericana de lo que hoy es nuestro país. Además de los elementos arquitectónicos de sus construcciones –agrega-, resaltan la monumentalidad de esas grandes cabezas que han distinguido a esta llamada cultura Olmeca y su visión cosmogónica a través de la relación hombre-jaguar como símbolos divinos y de gran fuerza y poder”.
Desde que retornó a Morelos el llamado “Monstruo de la Tierra” o “Entrada al Inframundo”, después de 70 años de que fuera sustraído ilegalmente de la montaña sagrada de Chalcatzingo, la verdad es que la dirección del INAH aquí se encuentra muy activa entre los estudios que arqueólogos le siguen haciendo. Así es que cuando tengan nueva información se los estaré comunicando.
Fíjense que como en los años 50 del siglo pasado la actividad petrolera comenzó a invadir el sitio arqueológico de La Venta, el más grande de los tres centros ceremoniales olmecas; el poeta y político tabasqueño Carlos Pellicer desarrolló un proyecto para trasladar las piezas colosales halladas en el lugar a la ciudad de Villahermosa a fin de salvarlas de la destrucción. Su traslado se efectuó en los años 1956 y 1957 y hoy lo rescatado se encuentra en el Parque Museo La Venta, en la ciudad capital de Tabasco.
De verdad, cuando tengan oportunidad visiten o La Venta o el Museo de Antropología de Xalapa, éste es una maravilla. Ahí podrán contemplar ese arte colosal que asombra por su adelanto. Todas las cabezas son diferentes y con expresiones casi humanas, tanto que se ha dicho que ninguna otra civilización posterior, ni la maya, azteca, teotihuacana y un largo etcétera, han alcanzado el arte en imprimir expresiones humanas a sus esculturas como los Olmecas.
Y les diré algunas herencias que nos dejó esa civilización. Ya lo decía Valencia Valera: “Nos heredaron el culto al jaguar –y a la serpiente–, este último llegó a Teotihuacan y a Xochicalco, está representado en sendas pirámides, entre otros sitios”. Como tributo practicaban sacrificios de sangre, refiere Bejarano Almada.
El juego de pelota es creación de los Olmecas, con reacciones químicas que produce la mezcla de los dos látex; hace 3,500 años los olmecas aprendieron a vulcanizar, entrelazando los átomos de azufre a las cadenas poliméricas de isoprenos del hule, convirtiendo el látex en un material duro y resistente; “la pelota más antigua hallada ha sido en la zona olmeca”, refiere Lourdes Bejarano.
Sí, amigos, cuánto misterio rodea esa cultura. Las enormes cabezas están hechas de basalto, piedra volcánica, cada una de 50 toneladas que fueron extraídas de los Tuxtlas, a decenas de kilómetros de distancia, ¿cómo llegaron hasta ese lugar? Y qué creen, hay arqueólogos que aseguran que el Cero, que se les atribuye a los mayas, fue herencia de los Olmecas. Las ideas mitológicas como la división del universo en distintos niveles ya estaban presentes en la cultura olmeca. Y mientras que en México la glorieta Etiopía, que inauguró Haile Selassie el rey de reyes, se convirtió ya en una estación del Metro, en cambio una réplica de una colosal cabeza Olmeca la donó México a Etiopía en 2010 para conmemorar el apoyo que México brindó a Etiopía durante la ocupación italiana.
Y hasta el próximo lunes.
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