Por Carlos Aguilera Rue
El estado de Morelos, como muchos otros en México, se convirtió en una verdadera carnicería en los últimos seis años. Insufrible, iracundo y ortodoxo Cuauhtémoc Blanco Bravo, está terminando seis años como gobernador y nadie lo ha logrado ni siquiera “sacudir”; Menos aún ha sido llevado a los tribunales por sus omisiones y posibles delitos. Bravo goza de toda impunidad; Su rostro muestra hastío y burla. Está cansado, aburrido y agobiado. El mundo de la farándula y el deporte lo convencían, lo entretenían y divertían. En cambio el escenario político sólo le hace sacar lo peor de él.
Los hechos de violencia en Morelos están generando zozobra e incertidumbre entre quienes viven en la entidad; En los sótanos delincuenciales se siguen enganchando a jóvenes para cometer delitos para formar parte de organizaciones dedicadas a la extorsión, robo, secuestro, entre otros tipos delictivos que a plena luz del día se cometen. Nadie está a salvo. La sangre sigue corriendo por laderas.
Han pasado casi seis años de que Cuauhtémoc Blanco llegó a Palacio y nada ha cambiado. Hoy se retira para participar como diputado plurinominal y indecencia perdurará por tres años más; Su dislexia, prepotencia e ira, han destruido Morelos; El índice delincuencia se disparó; Hay complacencia y tolerancia; El gobierno obedece a las organizaciones delictivas y les ha permitido todo.
Cuauhtémoc se va y deja un desastre en Morelos. Ni las organizaciones de abogados, ni los comerciantes, empresarios o grupos organizados pudieron contener las arbitrariedades del ex futbolista. Se va pobre o rico, eso no importan, lo que de verdad interesa es que si cometió un delito debe pagar. Si pactó con la delincuencia organizada, a quien supuestamente sirvió, también debe pagar, ya que la impunidad, ha convertido a la entidad en un pueblo fantasma.
La vida de los morelenses corre peligro; son rehenes de grupos delictivos que han rebasados a las instituciones; ellos mandan. Destruyen familias enteras, acaban con patrimonios y destruyen lo que los políticos han llamado el tejido social y que cada vez se ve más lejana la posibilidad de reconstruir.
Por otro lado, a unos días, horas y minutos de que se lleve a cabo la jornada electoral del 2 de junio, las candidatas al gobierno del estado ya tienen un gabinete de seguridad, que en caso de que lleguen a Palacio, logre contener este flagelo. Lo que debe quedar claro, es que gane quien gane, el tema de la seguridad pública debe ser atendido de manera urgente
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