Los miembros republicanos de la Cámara de Representantes han despojado este miércoles de su cargo de liderazgo a la congresista Liz Cheney, crítica con las posiciones de Donald Trump y que se había manifestado públicamente contra su discurso de que las elecciones del pasado noviembre, que perdió frente a Joe Biden, le fueron sido robadas. Cheney era hasta hoy la número tres de la bancada republicana, como presidenta de la Conferencia de ese partido. El líder de la minoría, Kevin McCarthy, es el cargo de más poder y el segundo lo es Steve Scalise, el encargado de fijar la posición del partido.
El voto, a puerta cerrada y a voz alzada, se produjo tras un desafiante discurso de la hija del exvicepresidente de George W. Bush, Dick Cheney, que provocó el abucheo de sus compañeros de fila. La decisión de apartar a Cheney es un claro aviso de que el partido no tolerará ningún desacuerdo con Trump, quienes consideran que es una figura clave para poder ganar la mayoría en la Cámara de Representantes en las elecciones de medio mandato en 2022. Cheney declaró que hará todo lo que esté en su mano para que Trump “no vuelva a estar nunca cerca de la Casa Blanca”. Es el comienzo de una batalla que se adivina larga y dura.
“Si quieren líderes que posibiliten y expandan mentiras destructivas, yo no soy su persona, tienen muchos otros que elegir para eso. Ese será su legado”, declaró Cheney ante sus colegas republicanos reunidos para expulsarla de su cargo, según citan a medios norteamericanos fuentes familiares con lo sucedido a puerta cerrada esta mañana en el capitolio. “Pero les prometo que, después de lo sucedido hoy, lideraré la lucha para restaurar los principios conservadores en nuestro partido y en nuestra nación, derrotando al socialismo, defendiendo nuestra república, haciendo que el GOP [Great Old Party, como se conoce al partido Republicano] vuelva a ser merecedor de ser el partido de Lincoln”
El último enfrentamiento entre Trump y Cheney se produjo a principios de este mes, cuando el exmandatario publicó un comunicado en el que insistía en el agravio que había sufrido en noviembre. “Las fraudulentas elecciones presidenciales de 2020 serán conocidas desde hoy en adelante como LA GRAN MENTIRA”. Muy poco después, Cheney se negó a aceptar la definición trumpista de verdad y tuiteó: “La elección presidencial de 2020 no fue robada. Aquel que sostenga que lo fue, está expandiendo LA GRAN MENTIRA [copiando el lenguaje de Trump y las mayúsculas]”.
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