La hija mayor de Madonna, Lourdes Leon, cumplía 25 años hace un par de meses convertida en una joven promesa del mundo de la moda, sector en el que busca lograr hacer carrera como modelo. Ha participado en desfiles, ha acudido a la prestigiosa gala del Met, ha protagonizado campañas de publicidad para poderosas firmas (desde Marc Jacobs a Swarovski y Stella McCartney) y ha ocupado portadas de algunas grandes revistas del mundo de la moda, como la del número de septiembre de la edición estadounidense de Vogue, junto a otras modelos. Ahora, ella sola ocupa la portada de otra publicación, Paper, bajo el titular “Lola”, como la llaman cariñosamente sus amigos y familiares.
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En la revista, Leon posa con looks de la recuperada y tan en boga moda de los noventa (minibikinis de látex, camisetas cortas llenas de brillo, botas de pelo), que complementa con pelucas de distintos colores y lentillas que le aclaran la mirada. Pero también mantiene una larga charla donde habla de la moda, de su familia o de su cuerpo y la cosificación a la que se enfrentan muchas mujeres.
Cuenta la hija de Madonna y de quien fue su entrenador personal, Carlos Leon, que mantiene una relación de amor-odio con las redes sociales. Asegura ser una activa usuaria y engancharse con frecuencia a muchas de ellas. “Me encantan como herramienta”, reconoce. “Pero se han convertido en esa cosa horrible donde te alimentan con mentiras y sinsentidos cada día porque todo es un algoritmo. Ves lo que quieren que veas, así que cada vez consumes más y más. Es un círculo vicioso horrible, pero creo que se puede usar de un modo divertido, que es lo que yo hago”, asegura. “Todo el mundo dice: ‘Anda, Lola tiene una cuenta de Instagram pública’, pero para mí es como una broma”, asegura sobre su perfil, donde acumula unos 250.000 seguidores.
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“Creo que la gente se ha enfadado porque a veces pueda ser juguetona. Tengo una relación complicada con las redes porque a menudo y por mí misma me hacen sentir como una mierda, porque por el algoritmo solo veo a gente con un modo de vida concreto, y me comparo con ellos”, reconoce. “No es saludable para nadie. Definitivamente no es sano para niños y chicos jóvenes que están creciendo, o para chavales de género no binario. La mitad de esas presencias en redes sociales son totalmente falsas. Obviamente nadie documenta el dolor y la mentira. Todos quieren mostrarse abriendo paquetes y enseñando sus rutinas de cuidado de la piel. Y es como: chica, hay mucho más en ti que eso”
La joven Lola también habla sobre la exposición mediática del cuerpo y lo que ello supone. “Obviamente, este es un mundo gobernado por hombres, así que la visión masculina influencia a la de todos. Y todo el mundo tiene malditos puntos de vista masculinos, aunque no sean hombres. Eso tiene que ver con cómo me siento con las redes sociales”, asegura. “Me da la sensación de que si estás en redes, tienes que seguir una serie de normas para gustar a la gente, por lo que he podido notar. Tienes que seguir las normas, ser bonita, ser educada, ser correcta. No hacer demasiado de esto ni de lo otro. No puedes hablar de mierdas con nadie porque la gente se volverá loca, incluso si ellos echan mierda sobre ti antes, pero no puedes golpear de vuelta, olvídate de eso”.
Y prosigue explicando que “no es un sitio donde te puedas expresar con autenticidad”. “Así que yo no seguí las normas y la gente se ofendió, lo que es absurdo”, relata, contando que tiene una base de gente que la odia porque odian a su madre, sin más. “Soy la hija mayor, yo misma voy a ver cómo todo ese odio desemboca en mí. Todo lo que hago es negativo, es como: ‘De tal palo, tal astilla’. Mirad, sois muy poco originales”.
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