En México, la violencia contra las mujeres no cesa. Una de las formas más brutales de agresión es la violencia ácida, que deja cicatrices físicas y psicológicas en sus víctimas. A pesar de que esta práctica se ha vuelto más frecuente en los últimos años, no existía una legislación específica para tratarla. Es por ello que las víctimas de este tipo de violencia han empujado la creación de la Ley Malena, con la que buscan exigir justicia y luchar para sanar sus heridas.
Las víctimas de violencia ácida no solo deben enfrentar las secuelas de la agresión, sino que también tienen que luchar contra el estigma social y la discriminación. La creación de la Ley Malena es un paso importante para reconocer la importancia de esta problemática y para brindar un apoyo legal a las víctimas. Sin embargo, aún es necesario hacer un mayor esfuerzo para garantizar que las prácticas discriminatorias no continúen en nuestro país.
La aprobación de la Ley Malena es una victoria para las víctimas de violencia ácida, pero no es suficiente. Es necesario que se implementen políticas públicas que fomenten la prevención de la violencia contra las mujeres y una cultura de respeto y tolerancia. También es fundamental que se brinde un apoyo integral a las víctimas, desde el aspecto médico hasta el emocional, para que puedan superar las secuelas de estas agresiones.
La lucha contra la violencia de género es una tarea de toda la sociedad. Es necesario que tanto el gobierno como la sociedad civil se unan para erradicar este tipo de violencia y garantizar que todas las personas, sin importar su género, orientación sexual o identidad, tengan una vida libre de violencia y discriminación. La Ley Malena es solo el primer paso en este largo camino, pero es una muestra de que juntos podemos construir un mejor futuro para todos en nuestro país.
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