La alineación ante Portugal de Aymeric Laporte y Pau Torres, dos centrales zurdos, es la última transgresión de Luis Enrique contra lo que califica como “topicazos instalados en el fútbol”, ya sea tener un once fijo, un espinazo o no rotar porteros. Entre su apuesta por el rendimiento para construir un once y la necesidad, en el manual del seleccionador español no caben algunas de las leyes no escritas del fútbol como la supuesta debilidad que supone alinear a dos centrales zocatos. “No es algo habitual”, reconoce el propio Laporte, “había jugado con otro central zurdo solo un par de veces, pero yo en el lado izquierdo. Fue con Umtiti en las categorías inferiores de la selección francesa, pero me sentí cómodo con Pau, aunque me tocó jugar en el perfil derecho”, afirma el defensa del Manchester City.
La necesidad apunta a ser la razón por la que Luis Enrique puede tener en su mente establecer una pareja tan poco común. Cuando en septiembre la FIFA rectificó la normativa que permitía el cambio de asociación a jugadores que ya habían disputado partidos con una selección, si cumplían una serie de requisitos, la federación retomó la posibilidad de nacionalizar a Laporte. Por entonces, no se contemplaba la opción de jugar con dos centrales zurdos porque la dupla Ramos-Pau Torres estaba cuajando. Desde que Luis Enrique empezó a plantearse que el central del Madrid podría quedarse fuera de la Eurocopa, la idea de jugar con Pau Torres y Laporte cobró fuerza. Desde la federación ya se esgrimía a la propia evolución de fútbol en los últimos 20 años, reflejada en el ahora innegociable juego de pie de los porteros, para romper con el tabú.
“No es común y normal, es difícil porque es complicado encontrar dos centrales zurdos con esta calidad y esta planta física”, esgrimió Luis Enrique al término del encuentro. Sin embargo, en la convocatoria de noviembre, para los partidos de la Liga de las Naciones ante Suiza (1-1) y Alemania (6-0), el preparador incluyó en la lista a Íñigo Martínez y Pau Torres, que no disputaron un solo minuto juntos. Su predecesor, Robert Moreno, también los citó en una ventana de tres partidos y tampoco les hizo coincidir.
“El buen jugador lo hace bien en la derecha o en la izquierda. No hay que poner peros a la decisión de Luis Enrique”, advierte Andoni Goikoetxea, que como central zurdo defendió la camiseta de la selección en los años 80. “Nunca jugué con otro zurdo, solo el día del 12-1 a Malta, como Maceda se fue al ataque a la desesperada le dije a Camacho que nos quedáramos solo los dos defendiendo. También es una cuestión de cantidad, el central zurdo siempre se ha cotizado mucho por su escasez”, apostilla Goikoetxea. El argumento más esgrimido para defender que no es conveniente jugar con dos centrales zurdos es su lateralidad más cerrada. En teoría, los diestros tienen más facilidad para activar su otro perfil. También se suele explicar que los despejes van siempre hacia zonas interiores con dos zocatos en el eje de la defensa. Clichés que Luis Enrique se ha visto obligado a ignorar para derribar otro tabú.
La historia recuerda más casos puntuales que una pareja estable de centrales zurdos. El exinternacional Manolo Jiménez tuvo que echar mano de esa solución cuando dirigió al Sevilla alineando a Dragutinovic y a Escudé. “No fue un capricho, tenía al resto de centrales lesionados. Después de muchas pruebas en los entrenamientos, concluí que era lo mejor y la cosa fue bien”, rememora Jiménez. “No tiene por qué ser un inconveniente, lo único que hay que decidir es cuál de los dos juega en la derecha. Si se cogen las alineaciones de los partidos de Liga se puede comprobar que hay defensas formadas por cuatro diestros y no pasa nada. Yo vi bien a los dos, con buenas salidas e imponiéndose en las anticipaciones”, abunda Jiménez.