Nicolás Maduro ha enumerado este miércoles en cadena nacional cuáles son sus condiciones para iniciar un proceso de diálogo político con la oposición. “Levantamiento inmediato de todas sanciones y medidas coercitivas unilaterales; reconocimiento pleno de la Asamblea Nacional y los poderes del país y la devolución de cuentas bancarias a Petróleos de Venezuela y el Banco Central de Venezuela”, dijo Maduro.
El presidente venezolano se mostró de acuerdo con la mediación que ejercerá el Reino de Noruega en estos encuentros de trabajo con sus detractores, todavía en gestiones. “¿Quieren negociar?”, preguntó Maduro. “Pongo estos tres puntos. De ahí en adelante, estoy dispuesto a ir a donde quieran. Nos medimos el 21 de noviembre y que el pueblo decida”, agregó, en referencia a las elecciones para gobernadores y alcaldes previstas para ese día.
De manera muy poco usual, Maduro –como alguna vez, también, Hugo Chávez—dijo que ante una eventual derrota en las elecciones presidenciales de 2024 el chavismo entregaría el poder “y se iría a la calle.”
Las afirmaciones de Maduro no han sido respondidas por la oposición, en cuyo seno se impone la cautela para evitar que un intercambio declarativo escale y arruine el ambiente previo a las jornadas de trabajo. Aunque los dirigentes están renuentes a declarar, nadie ha querido tomar estas afirmaciones como una circunstancia que plantee un obstáculo para el inicio de una negociación.
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