En medio de la polémica sobre la recolección de firmas para la consulta popular, el líder del Partido Acción Nacional (PAN), Marko Cortés, ha declarado que la iniciativa no busca realmente conocer la opinión pública, sino que se trata de una mera estrategia para lucrar políticamente. Según el político, la recolección de firmas solo busca “ver de qué cuero salen más correas”, es decir, medir el nivel de popularidad de ciertos liderazgos con la esperanza de capitalizarlos para sus propios fines.
Esta afirmación ha generado respuestas encontradas. Mientras algunos consideran que es una acusación grave e infundada, otros señalan que Cortés ha puesto el dedo en la llaga, denunciando la falta de transparencia y honestidad en la política mexicana. En cualquier caso, lo cierto es que la recolección de firmas ha sido un tema de intenso debate en los últimos meses, especialmente en el contexto de la consulta popular para enjuiciar a los expresidentes.
Por un lado, están quienes argumentan que la consulta es un ejercicio democrático legítimo, que busca dar voz a los ciudadanos en temas sensibles y controvertidos. Según ellos, la recolección de firmas es una forma de garantizar la legitimidad del proceso, asegurando que sea respaldado por una parte significativa de la población. Por otro lado, hay quienes consideran que la consulta es un juego político peligroso, que busca polarizar a la sociedad y distraer la atención de los verdaderos problemas del país.
En este contexto, es importante recordar que la recolección de firmas no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar un objetivo mayor. Sea cual sea nuestra postura sobre la consulta popular, debemos enfocar nuestra atención en los temas y problemas que realmente importan al país. Solo de esta manera podremos construir un México más justo, equitativo y democrático, alejado de las estrategias cortoplacistas y las manipulaciones políticas.
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