Un brote de gripe aviar en una macrogranja ha obligado al sacrificio de más de 130.000 gallinas ponedoras en el municipio vallisoletano de Íscar (unos 6.400 habitantes). Se trata del segundo brote de esta enfermedad que se detecta en Castilla y León en menos de un mes. Y, además de poner en alerta al Gobierno regional y al Ministerio de Agricultura, sitúa de nuevo el foco sobre las explotaciones intensivas ganaderas en el final de la campaña electoral en esta comunidad autónoma.
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El brote de la granja de Íscar comenzó a principios de semana, cuando se detectó el aumento de mortandad entre las aves, que vivían enjauladas. El miércoles, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación confirmó la presencia de la enfermedad en la explotación, lo que implica el sacrificio de todos los animales. La organización ecologista Greenpeace ha estado esta semana documentando cómo se retiraban los cadáveres. “La ganadería industrial es una auténtica bomba de relojería. Es urgente poner fin a este destructivo modelo que está poniendo en jaque la salud del planeta y también la de las personas”, asegura esta ONG.
El anterior foco de gripe aviar en Castilla y León se detectó en el municipio segoviano de Fuenterrebollo a mediados de enero y afectó a una granja de pavos de engorde con casi 19.000 ejemplares. Esta enfermedad está afectando a media Europa y en España ya se ha detectado en seis explotaciones de gallinas, pollos y pavos. Además de en Castilla y León, el ministerio tiene registrados hasta el 10 de febrero brotes en granjas en los municipios onubenses de Villarrasa, Niebla y Trigueros y en el de Carmona (Sevilla). En total, en estos seis casos, se han tenido que sacrificar alrededor de 270.000 animales este año en España.
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