La reciente posibilidad de que Estados Unidos imponga un arancel al tomate mexicano ha despertado serias preocupaciones en México, un fenómeno que podría perturbar más de 200,000 empleos directos e indirectos en el sector. Este impacto se sentiría particularmente en estados productores como Sinaloa, San Luis Potosí, Michoacán y parte de Baja California. Según Juan Carlos Anaya, director general de Grupo de Consultores de Mercados Agrícolas, “Estados Unidos es el principal destino del tomate mexicano”, con un 60% del consumo proveniente de México. Una afectación en estas exportaciones no solo perjudicaría a los productores mexicanos sino también a los consumidores estadounidenses, quienes enfrentarían un aumento en los precios debido a la repercusión inflacionaria.
Hasta mayo de 2025, las exportaciones de tomate desde México ya habían sufrido una reducción del 6%, y el valor había caído en un 11.6%. Esta inestabilidad se atribuye a una combinación de la disminución en la producción y la incertidumbre creada por la amenaza de aranceles. Anaya ha subrayado que México ha cumplido con todos los acuerdos de suspensión vigentes, los cuales establecen precios mínimos, y que no ha exportado tomate por debajo de estos precios.
A su vez, es notable la calidad y diversidad de los tomates mexicanos, que le otorgan una ventaja competitiva frente a los productores de Florida. Se destaca que más del 40% de la producción mexicana se realiza en invernadero y que más del 35% se cultiva en cielo abierto y túnel, lo que asegura una oferta constante a lo largo del año.
Un grupo de organizaciones agrícolas mexicanas, que incluye la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida (AMHPAC) y la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), ha expresado su preocupación por la decisión del Departamento de Comercio de Estados Unidos de terminar el Acuerdo de Suspensión de Tomate Fresco. Esta medida, que reactivaría una cuota compensatoria del 17.09% sobre todas las exportaciones, es heredera de una investigación antidumping de 1996.
Estas organizaciones recalcan que los productores estadounidenses que impulsaron esta investigación no representan a la mayoría del sector en su país, y muchos en la industria agrícola estadounidense apoyan la continuación del Acuerdo. El tomate fresco mexicano es esencial para el mercado estadounidense, y los grupos enfatizan que no hay alternativas a corto o mediano plazo que puedan sustituirlo.
Al mantener este acuerdo, el sector tomatero mexicano ha logrado modernizarse, ofreciendo un producto competitivo y de alta calidad. Es importante recordar que Estados Unidos ya intentó terminar el acuerdo en 2019, pero tras meses de negociaciones, se lograron eliminar aranceles.
La continuidad del acuerdo es vital para la subsistencia de la industria de exportación mexicana, afectando a los trabajadores del campo y sus familias, así como a toda la cadena de suministro involucrada en esta actividad. Esta situación, presentada en el contexto actual, sigue siendo un tema candente que merece atención debido a sus amplias implicaciones económicas.
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