Usain Bolt es la medida de lo extraordinario en la velocidad, el máximo al que puede aspirar a acercarse el ser humano. Y tan grande fue el sprinter jamaicano, récords del mundo imposibles en 100m (9,58s) y 200m (19,19s), tres dobles de medallas de oro en tres Juegos Olímpicos, Pekín, Londres, Río, que cuando se retiró todos lloraron y dieron gracias al señor por haber podido gozar en la vida de una presencia como la de Bolt, un placer del que no disfrutarían futuras generaciones.
Han pasado solo cinco años, y una revolución tecnológica acelerada, y la figura de Bolt ya parece cubrirse de polvo, símbolo del pasado optimista. El presente, dicen, ya vuela.
Tenemos un nuevo Usain Bolt en las pistas, gritan todos, que hablan de Erriyon Knighton como se debe hablar del último profeta de la velocidad, otro junco, qué zancada, qué estilo tan limpio, corre como una flecha, dicen, tan liviano (solo 77 kilos), sin musculatura escandalosa, sin brusquedades, puro flow, tan fluidos sus movimientos, tan naturales, que parece que no debe combatir como los demás la resistencia del aire a su avance, sino que él mismo es el aire, y avanza fácil como el aire.
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Un nuevo Bolt sin aristas y algo más, añaden, y ponen sobre la hoja de cálculo los 19,49s con los que el teenager de Tampa (Florida) batió el sábado pasado en la pista de la LSU (la Universidad de Louisiana en Baton Rouge) el récord del mundo júnior de los 200m que poseía el fenómeno jamaicano con 19,93s desde 2004, en abril, y su heredero ahora pletórico estaba en la cuna, tres mesecitos solo de vida. Y ya el año anterior, en los Trials de Estados Unidos que le valieron para competir en los Juegos de Tokio a los 17 años (y fue cuarto en la final), Knighton había corrido la distancia en 19,84s, privándole a Bolt de su primer récord, el mundial juvenil.
Y es un niño que en enero cumplió 18 añitos y que desde los 16, por lo menos, es tan consciente de su gran talento para atletismo que no dudó en responder sí cuando en agosto de 2020, en su segundo año de instituto, su entrenador de fútbol, tras cronometrarle 20,33s en un 200m, le invitó a que abandonara el fútbol, pese a decenas de ofertas de las mejores universidades, y se dedicara solo al atletismo. Poco después firmó su primer contrato profesional con Adidas.
Los 19,49s del sábado es una marca tan buena para cualquier edad que solo en la historia tres hombres han corrido más rápido la distancia. El ránking lo lidera Bolt con su récord de 19,19s (2009), por delante de su compatriota jamaicano Yohan Blake (19,26s) y del texano Michael Johnson (19,32s). Después, solo Knighton y una barrera, la de los 19s, de la que se decía que era tan imposible que solo estaba al alcance de un atleta único por los siglos de los siglos, el propio Bolt que no la alcanzó. ¿Será quizás Knighton el hombre llamado a atravesar el primero la nueva frontera de la velocidad?
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Pierre Jean Vazel, técnico francés y enciclopedia de la velocidad y el atletismo, prefiere trazar un perfil menos fantástico y entusiasta del velocista de Florida. “No me recuerda a ninguno de los dos, ni a Bolt y Smith. Estos tenían una zancada más larga”, explica el exentrenador de la velocista Christine Arron y actual técnico del martillista Quentin Bigot. “Creo que sí, que podrá bajar de los 19s, ¿pero será él el primero que lo haga? No es el más rápido en la curva, que es Bednarek, ni en la recta, Fahnbulleh, pero puede mejorar en ambos sectores. Su manera de correr es aún perfectible, así que creo que, si las lesiones no lo frenen, no alcanzará su pico máximo hasta los 24-25 años.”
Serán ya, el verano de 2028, los Juegos de Los Ángeles, y quizás para entonces Knighton será solo un atleta con pasado y habrá otros de los que se enamoren todos y de los que se diga, ahí está el nuevo Knighton.
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