Milei en la Casa Blanca persuadió a Claudia.

El presidente argentino Javier Milei ha estado en el centro de atención esta semana durante su visita a Washington, un viaje que ha suscitado interés en el Gobierno de México. Desde Palacio Nacional y la Cancillería, se observó con detenimiento cómo Milei interactuó con el ex presidente Donald Trump, quien, hasta ahora, representa su principal aliado en la región. Sin embargo, el balance de su visita ha dejado preocupaciones en el oficialismo mexicano.

Desde su perspectiva, el viaje se ha considerado un fracaso rotundo. Trump, con su habitual estilo directo, sometió el apoyo financiero a Argentina a un contexto electoral específico: la derrota del peronismo en las elecciones intermedias. Este comentario, sumado a la actitud despectiva mostrada hacia Milei, ha ido generando una ansiedad palpable dentro del Gobierno mexicano. El ministro de Economía argentino, José Luis Caputo, expresó reservas, señalando que aguardaría la posición del Tesoro estadounidense antes de realizar cualquier anuncio relevante. Estas declaraciones han apuntado a la creciente percepción de que Trump no escatima en inmiscuirse en los asuntos internos de otros países, algo que choca contra los principios de soberanía que son fundamentales para la política exterior mexicana.

Un aspecto destacado de la visita de Milei fue su discurso claramente anti-China, momento que fue formalmente reconocido durante el encuentro. Milei propuso que Argentina debería distanciarse de su principal socio comercial, algo que la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, comprende, pero prefiere abordar de manera más interna, evitando una confrontación abierta como la que se dio en Washington.

Marzo de este año marcó otro momento crítico cuando Volodímir Zelenski visitó la Casa Blanca y el vicepresidente JD Vance hizo un ataque que casi desbarata la reunión. Igualmente, el encuentro con Justin Trudeau en Mar-A-Lago terminó con el primer ministro anunciando su renuncia tras una provocativa declaración de Trump sobre la anexión de Canadá. Estos episodios, junto con la reciente visita de Milei, han establecido un patrón preocupante: una cercanía incómoda con Trump que termina socavando la autonomía de los visitantes y dejando a estos líderes con una sensación de debilidad interna.

En este contexto, el Gobierno mexicano parece inclinarse por reuniones en terrenos más neutrales. Un ejemplo de esto fue el G7 que se iba a llevar a cabo en Canadá en junio, pero que se canceló debido a la escalada militar de Trump en Irán. Mientras tanto, el presidente brasileño Lula Da Silva evalúa una posible reunión con Trump en el Medio Oriente en las próximas semanas o una bilateral en la Cumbre de las Américas que se celebrará en la República Dominicana en diciembre, aunque la asistencia de Trump aún no está confirmada. Por su parte, Sheinbaum ha declarado que no planea asistir a este evento.

Datos correspondientes a 2025-10-19 12:10:00 indican que, a pesar de los intentos de mantener relaciones diplomáticas favorables, la interacción con Trump presenta riesgos significativos para los líderes latinoamericanos.

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