En plena Sierra Nevada, en la pequeña localidad de Lobras, se encuentra uno de esos lugares que parecen sacados de un relato de García Márquez: los secaderos de jamones. Aunque la historia de estos secaderos comenzó hace siglos, aún es una tradición muy viva en la zona. Se trata de una actividad que combina el saber hacer de generaciones enteras con la materia prima de excelencia que ofrece el cerdo ibérico de Granada.
El realismo mágico granaino, tan propio de estas tierras, se respira en cada rincón de los secaderos. Allí se puede apreciar el proceso artesanal que se lleva a cabo para producir auténticas delicias gastronómicas. La visita a estos lugares ofrece una experiencia única, que transporta al visitante a otra época. Y es que los secaderos son más que un lugar donde se cuelgan los jamones para que se curen. Son un reflejo de la cultura, la tradición y la forma de vida de una región.
Pero los secaderos de jamones no son el único atractivo de Lobras. Esta localidad esconde rincones libérrimos y reconditos que enamoran a todo aquel que se aventura a conocerlos. Desde sus hermosos paisajes naturales, hasta sus edificaciones históricas, pasando por una rica gastronomía local. Por todo esto, Lobras es un destino ideal para aquellos amantes de la cultura, la tradición y la naturaleza.
En definitiva, la visita a los secaderos de jamones de Lobras es una experiencia inolvidable. Un viaje a través del tiempo y la cultura, que permite adentrarse en los entresijos de una de las tradiciones más arraigadas de la región. Lobras es un lugar que sorprende y cautiva a partes iguales, y que invita a perderse en sus rincones más libérrimos y reconditos.
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