Netflix.- La casa de papel llevaba a la pequeña pantalla el cine de atracos de toda la vida, el entretenimiento palomitero puro y duro, con una estética cinematográfica. Nadie imaginaba entonces que lo que se estaba fraguando en esa nave de Colmenar en la que hacía un frío absurdo, terminaría casi cinco años después convertido en un fenómeno internacional que tendrá al menos una continuación en forma de serie derivada.
La serie entró en el catálogo de Netflix
A finales de 2017, la serie entró en el catálogo de Netflix y el resto es historia: se convirtió en el primer gran éxito internacional de un programa de habla no inglesa en la plataforma, que decidió recuperarla para contar un nuevo robo, al Banco de España en esta ocasión. El Profesor, Tokio, Denver, Río, Nairobi e incluso Berlín (porque ni la muerte pudo separar a un buen personaje de esta serie) tuvieron 26 capítulos extra para seguir haciendo historia. Mientras, premios de todo tipo, incluido el Emmy Internacional al mejor drama —el único logrado por una serie española— sellaron el fenómeno internacional en el que se había convertido. Los fans reconocían a los actores allá donde iban, les vitoreaban como héroes. El público había conectado con los personajes de una forma que solo la ficción puede conseguir.
La épica del perdedor
La casa de papel, al fin y al cabo, era desde el principio la historia de un grupo de personas a los que ya no les quedaba nada que perder y que decide echar un pulso al sistema. Y al mismo tiempo, esta creación de Álex Pina y Esther Martínez Lobato, la primera de la productora Vancouver y que nació con el impulso y respaldo de Atresmedia, terminó siendo decisiva para situar a la industria española en el foco de la producción de ficción en la era de las plataformas.
El éxito de La casa de papel hizo que Netflix se fijara en España
Que se viera el potencial de una industria con toneladas de talento y capaz de poner en marcha proyectos con una muy buena relación calidad-precio. En la era de la televisión global, no importa de dónde surjan las buenas ideas: puede llegar a cualquier rincón; lo importante es que logre conectar con el espectador. En la última rueda de prensa antes del lanzamiento de los capítulos finales, Álex Pina destacaba cómo el salto a Netflix permitió a la serie jugar en una liga en la que antes no se podía jugar y que ha conseguido que lo local pueda competir con lo internacional.
En un momento determinado, a falta de dos capítulos para el final, los ladrones supervivientes empiezan a cantar el Bella Ciao, ese himno que la serie ha hecho propio, a ritmo de batucada. Es difícil que quienes han seguido las andanzas de estos perdedores no suelten una sonrisa de complicidad en ese momento. Es la épica del perdedor. La casa de papel lo tenía todo para perder. Pero ni siquiera aquella primera vez, cuando era una serie de la televisión en abierto, ni siquiera entonces perdió: logró terminar en sus propios términos, como y cuando quería, con una primera temporada cerrada. Ahora, convertida en leyenda, vuelve a terminar. Y, como entonces, ha vuelto a ganar, y por goleada. El resto de lo que podamos decir da igual.
‘Berlín’, una continuación para 2023
Cuando una plataforma o una cadena de televisión tiene entre sus manos una de esas escasas gallinas que ponen huevos de oro, es difícil dejarla escapar. La casa de papel era carne de cañón para una continuación. La más evidente ya se había perfilado en la propia serie, que había viajado al pasado de Berlín, el personaje interpretado por Pedro Alonso, para contar sus andanzas antes del primer atraco y presentar la relación con su hijo. El pasado martes, Netflix confirmó que en 2023 se estrenará Berlín, serie centrada en el pasado de uno de los personajes más populares de La casa de papel.
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