Una de las más gratificantes sorpresas para el espectador es la serie de Corea del Sur Tribunal de menores. El mundo de los tribunales, jueces y abogados es un manantial de inspiración para productoras y guionistas. En la mayoría de los casos las estrellas son los abogados, desde Perry Mason a The Good Fight, pero en esta ocasión la protagonista absoluta es la jueza Sim Eun-Seok, implacable y con un odio visceral hacia los delincuentes juveniles, ámbito social en el que se desarrollan todas las historias de los 10 capítulos de la serie de Netflix.
La notable serie surcoreana gira en torno a una polémica cuestión. ¿Si los menores son capaces de asesinar, violar o estafar, reciben una condena acorde con sus delitos o considerablemente menor en atención a su edad? En Corea del Sur, al menos, los delincuentes juveniles son condenados con cierta conmiseración. Eso es lo que la jueza Sim denuncia una y otra vez.
Un momento de la serie surcoreana ‘Tribunal de menores’.Netflix
En España, la duda es similar, como lo son también los delitos. Un par de datos: en 2019 subieron un 29% los menores condenados por delitos sexuales, con respecto a 2018. Por su parte, la Fiscalía en su Memoria Anual informó que en 2020, en la Comunidad de Madrid, 80 agresiones sexuales y 18 homicidios fueron cometidos por menores.
La serie muestra ese submundo de drogas y prostitución en el que reina la violencia, pero al mismo tiempo señala las diferencias en la aplicación de la ley para los poderosos o para los desclasados. Nada nuevo bajo el sol. Está claro que la ficción enriquece el conocimiento de la realidad. Tras ver Tribunal de menores dudamos más de la hipotética ecuanimidad de la justicia.
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