En los últimos años, ha surgido un debate sobre el uso de las pantallas en la crianza de los hijos. Un reciente estudio ha concluido que dar una pantalla a nuestro hijo para que se calme cuando llora puede tener efectos negativos en su desarrollo. Según el psicólogo Zsolt Demetrovics, esta práctica no es recomendable ya que puede generar dependencia y dificultades emocionales en los niños.
Demetrovics argumenta que cuando un niño llora, necesita de la atención y el contacto físico de sus padres para calmarse. Al proporcionarle una pantalla, se le está privando de este contacto y se está sustituyendo por una forma de entretenimiento pasiva. Además, el psicólogo señala que el uso excesivo de pantallas puede afectar negativamente la capacidad de los niños para regular sus emociones y desarrollar habilidades sociales.
Esta no es la primera vez que se advierte sobre los riesgos del uso de pantallas en la infancia. Numerosos expertos han alertado sobre los efectos perjudiciales que puede tener el exceso de tiempo frente a las pantallas, como problemas de sueño, dificultades en el aprendizaje y aumento de la obesidad. Es importante que como padres estemos atentos a la cantidad de tiempo que nuestros hijos pasan frente a las pantallas y fomentemos otras actividades más saludables.
La recomendación de Demetrovics es clara: evitemos dar una pantalla a nuestro hijo para que se calme cuando llora. En su lugar, debemos buscar estrategias alternativas para tranquilizarlos, como mecerlos, hablarles suavemente o brindarles un objeto de consuelo. Es importante recordar que los niños necesitan de nuestro apoyo emocional y físico para asegurar su bienestar y desarrollo saludable.
En definitiva, el uso de pantallas en la crianza de los hijos es un tema delicado y controvertido. Si bien pueden ser herramientas útiles en determinadas ocasiones, es fundamental tener en cuenta los riesgos asociados y no abusar de su uso. Nuestro deber como padres es velar por el bienestar de nuestros hijos y ofrecerles un entorno propicio para su desarrollo integral. No olvidemos que el contacto humano y la atención afectiva son elementos esenciales en su crecimiento.
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