“¿Vienen a contraer matrimonio sin ser obligados, libre y voluntariamente?”, preguntó el sacerdote directamente al novio, quien un tanto confundido contestó que “no”, algo que provocó que el Padre desatara varias preguntas para indagar si en verdad se estaba casando por obligación.
“¿Estas obligado entonces?”, preguntó el religioso nuevamente, incluso le comentó a la novia que lo le dijera lo que tenía que responder e insistió “Estas viniendo obligado a casarte?”, a lo que el contrayente una vez más rectificó “Sí”.
Mientras la novia sonreía como signo de incomodidad, el Padre comenzó a bromear y a hablarle al futuro esposo en un idioma que parecía una lengua indígena y después con un acento argentino para volverle a preguntar si estaba obligado a casarse.
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.