Durante la última sesión del Congreso de Nuevo León, se ha abierto un nuevo juicio político en contra del senador de la República Samuel García. Esta no es la primera vez que el legislador es objeto de una investigación de este tipo, pues en 2018 también se abrió un juicio en su contra que finalmente fue desechado.
Esta nueva indagatoria, que se suma a las múltiples críticas que ha recibido por sus dichos y acciones públicas, se debe a que se le acusa de recibir y utilizar recursos de origen ilícito durante su campaña para el Senado en 2018.
El juicio político tiene la finalidad de analizar la conducta del senador y, en caso de encontrar indicios de irregularidades, se podrían aplicar diversas sanciones, desde la destitución del cargo hasta la inhabilitación para ocupar cargos públicos en el futuro.
Cabe mencionar que Samuel García ha defendido su inocencia y, en un comunicado de prensa emitido a raíz de la noticia, aseguró que “no tengo nada qué esconder, no temo a nada, porque mi campaña fue limpia y transparente”.
Este nuevo escándalo en el que se encuentra envuelto el legislador reitera la importancia de la transparencia y ética en la política, y hace evidente la necesidad de investigar a fondo los recursos de origen ilícito que influyen en las campañas electorales.
No se trata solo de proteger la integridad de la democracia, sino de garantizar la confianza de los ciudadanos en sus representantes, quienes deben velar por el bienestar común y no por sus intereses particulares.
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