Orígenes sanguinarios de ETA militar.

En la historia reciente de España, uno de los capítulos más oscuros fue la creación de ETA Militar. Esta organización terrorista fue fundada en los años 70 como respuesta al régimen franquista y su objetivo era luchar por la independencia del País Vasco mediante la violencia. Sin embargo, para llegar a este punto, hubo una serie de sucesos trágicos que marcaron el inicio de ETA Militar.

Una de las matanzas más sangrientas ocurridas en la época fue la de la Plaza de la República Dominicana en Madrid, en la que murieron 12 personas y un centenar resultaron heridas. El atentado fue llevado a cabo por un grupo de extrema izquierda, algunos de los cuales se unirían más tarde a ETA militar. Este episodio fue un ejemplo claro de cómo las ideologías extremistas podían llegar a la barbarie más absoluta.

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Otro de los sucesos que marcaron el origen de ETA Militar fue el asesinato del presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco en 1973. Este atentado fue llevado a cabo por ETA y supuso un duro golpe para el régimen franquista, aunque también fue una muestra de la capacidad de los terroristas para cometer crímenes atroces.

La creación de ETA Militar fue el resultado de estos y otros sucesos similares, en los que la violencia y la brutalidad se convirtieron en la herramienta para conseguir fines políticos. Desde entonces, esta organización ha dejado tras de sí un rastro de sangre y dolor que ha afectado a muchas familias españolas.

A pesar de que la historia de ETA Militar está llena de momentos oscuros, también hay que destacar que su desaparición en 2018 tras anunciar su disolución fue una buena noticia para todo el país. La lucha contra el terrorismo fue una tarea difícil y dolorosa, pero gracias a la perseverancia de las fuerzas de seguridad y al compromiso de la sociedad española, se logró vencer al miedo y la violencia.

En definitiva, aunque pueda resultar doloroso recordar estos episodios del pasado, es importante tenerlos en cuenta para no caer en los mismos errores en el futuro. La memoria histórica debe servirnos como una lección para construir una sociedad libre de violencia y con un compromiso firme con la democracia y los derechos humanos.

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