Leonard elaboró entonces un plan de negocio en el que calculaba que necesitarían alquilar seis almacenes y 45 trabajadores para guardar las miles botellas requeridas para alcanzar los 7 millones de puntos. El coste de esta operación era de 4,3 millones de dólares, una cantidad demasiado elevada para los riesgos que entrañaba el negocio, ya que había muchas dudas como qué pasa si Pepsi no entrega el caza o qué hacer con tantas latas si cuando consiguen reunir los 7 millones de puntos la campaña de fidelización ya ha terminado.
Es importante señalar que el caza sólo aparecía en el anuncio y no en el catálogo de artículos Pepsi que se podían canjear durante esta campaña. Los 4,3 millones de dólares, aunque inferiores a los 32 millones que costaría comprar el Harrier, eran una suma demasiado elevada en relación con los riesgos.
Pero en sus esfuerzos por hacerse con el avión, Leonard descubrió que Pepsi ofrecía la posibilidad de comprar puntos. Cada punto costaba 10 céntimos, por lo que a través de este resquicio legal el precio de adquirir los 7 millones de puntos Pepsi bajó a sólo 700.000 dólares. Era una cantidad mucho más acorde con los riesgos que estaban dispuestos a asumir, ya que les quitaba de encima toda la logística y el almacenamiento de las bebidas. Así que Hoffman extendió un cheque por valor de 700.000 dólares y se lo enviaron a Pepsi.
La respuesta tardó semanas en llegar, pero el gigante de los refrescos se negó a aceptar el cheque y entregar el Harrier a Leonard, argumentando que no estaba en el catálogo de productos y que la oferta de 7 millones de puntos Pepsi por el avión no era más que una broma. Fue entonces cuando comenzó la batalla legal por parte de Leonard en un intento de hacer valer la oferta y conseguir que cumplieran lo que el joven percibía como uno de los artículos que se podían comprar.
El caso se juzgó en 1999, cuando un juez se puso de parte de Pepsi y desestimó la demanda de Leonard, dejándole sin su avión a reacción. El joven no pudo hacerse con el Harrier, pero consiguió convertirlo en una historia muy divertida durante los cuatro episodios del documental Pepsi, ¿dónde está mi avión?.