Casi de forma automática, quien compra un teléfono de gama alta, lo protege adquiriendo, además, una funda. Recibir el móvil antes que la funda, de hecho, puede generar una gran ansiedad y hacer que se manipule el móvil como si fuera una bomba a punto de detonarse.
Sin embargo, para un número irreductibles propietarios, cubrir una obra de arte con un plástico comprado en los chinos es una aberración estética, y, ojo, vista su perspectiva, tienen parte de razón.
Razones por las que no usan una funda
“¿Has visto alguna vez un ejecutivo de Apple poner una funda en un iPhone”, Chris Matyszczyk, el ácido columnista de Technically Incorrect, zanja el debate. Jamás ha utilizado una funda y de hecho, las considera una lacra de nuestro tiempo: “representan la expresión del miedo y los móviles no fueron diseñados para llevarse con funda”. “Mi iPhone 12 que jamás ha tenido funda se habrá caído unas seis o siete veces, y tiene alguna marca, pero sin importancia”.
Carlos Zahumenszky, editor de Gizmodo, es también otro de los defensores de llevar el móvil “desnudo”, “Llevar funda es uno de los indicios más de una sociedad infantil en la que nos hemos convertido”, argumenta. “Una funda es como un babero para adultos”.
Y se extiende: “No queremos asumir la responsabilidad de tener que tratar con cuidado el producto que acabamos de comprar, así que trasladamos esta responsabilidad a un accesorio”, sentencia, por otro lado, no duda en recordar que los móviles fueron desarrollados “para lucir su diseño” y no para taparlo con una goma. “¿Alguien pone una funda en su coche?”, se pregunta.
Otro de quienes pregonan a los cuatro vientos que no usan funda es Emilio Cano, podcaster de tecnología. La rechaza por una motivación distinta: la sensación en la mano. “Elijo llevarlo sin funda por una cuestión de tacto”, afirma. “Me encanta tenerlo en la mano y disfrutarlo en su tamaño original, sin el añadido de la funda”. Y es cierto, los móviles se diseñan al milímetro teniendo en consideración su tacto, el agarre, y sobre todo, su manejo a la hora de escribir y manejarse en su pantalla táctil.
Esto opinan los fabricantes de fundas y centros de reparación
Los reparadores, en cambio, mantienen otra perspectiva. “Casi el 70 % de las reparaciones de los móviles que recibimos son consecuencia de una caída”, zanja Francisco Javier Romero, máximo responsable de Bemovil, una compañía que se dedica a la reparación de terminales. Las partes más afectadas ante una caída suelen ser “la pantalla, la tapa trasera e incluso la avería de algún componente interno”. Y por eso considera que el uso de la funda “sigue siendo imprescindible”.
Más allá de la protección existe un último componente determinante para quien compra una funda: la personalización del dispositivo. “Los fabricantes se esfuerzan mucho en ofrecer diseños atractivos en sus móviles”, admite Matthias Hug, fundador de Totallee, fabricante de fundas estadounidense. Hug, sin embargo, asegura que más que una debilidad, el uso de fundas supone una oportunidad. No todos los clientes son iguales, y las fundas les proporcionan esa diferenciación.
Las de Totallee pretenden ser “atemporales y minimalistas, de forma que no estropeen la estética del móvil”. La oferta de fundas para todos los gustos es inabarcable.
La decisión de proteger el móvil con una funda o bien lucir su diseño sin ella, será definitivamente personal, pero para tomarla se deben tener en cuenta dos elementos: el primero, el valor de reventa cae considerablemente si el móvil tiene alguna muesca o raya, a la que se agarrará el comprador para limpiar el precio; el segundo, los fabricantes emplean en sus modelos más caros materiales de construcción cada vez más resistentes.
No obstante, no evitará que se rompa la pantalla del móvil o se marquen los bordes ante una mala caída. “Recuerda que los fabricantes quieren que cambies de móvil cada año”, deja caer el CEO de Bemovil.
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