Los propietarios de los palcos del Estadio Azteca, quienes recientemente fueron autorizados para utilizarlos durante la Copa del Mundo 2026, han expresado su indignación ante los elevados precios de los paquetes de comida y bebida para los partidos. Esta situación se ha dado tras un enfrentamiento con los organizadores del Mundial y los propietarios del estadio, Grupo Ollamani. A pesar de haber adquirido el uso de los palcos por un periodo de 99 años, los dueños tuvieron que lidiar con las intenciones de la FIFA de hacerse con el control de todas las unidades durante el evento.
Como parte de las negociaciones, los propietarios aceptaron ciertas restricciones, como la prohibición de ingresar sus propios alimentos y bebidas. Además, se les informó que no contarían con facilidades para el estacionamiento. Una fuente cercana a la Asociación de Palcos y Plateas en el Estadio Azteca comentó que, aunque este acuerdo fue incómodo, se vieron forzados a aceptar para poder asistir a los partidos.
En cuanto a los costos, los precios propuestos para los paquetes de alimentos y bebidas son exorbitantes. Por ejemplo, un paquete básico, que incluye una variedad de opciones como hamburguesas, hot dogs y diferentes tipos de bebidas, asciende a 10,500 dólares (aproximadamente 193,000 pesos) por partido. Por otro lado, el paquete premium, que añade opciones más elaboradas, tiene un costo de 15,000 dólares (alrededor de 229,000 pesos). Para aquellos en las plateas, el paquete es más reducido, con un costo de 320 dólares (cerca de 5,900 pesos) que incluye un baguette y algunas cervezas.
La oferta también incluye accesos a zonas Lounge, que proporcionan servicios exclusivos previo y posterior a los partidos, con precios que rondan los 3,000 dólares (55,000 pesos) por persona, además de que se espera un posible aumento de precios en diciembre.
Los propietarios de los palcos han manifestado su descontento hacia los precios actuales, argumentando que no corresponden a la experiencia que se debería ofrecer en un evento de esta magnitud. Sin embargo, reconocen que habrá un sector de la audiencia dispuesto a pagar por estas costosas opciones.
La respuesta del Estadio Azteca a las inquietudes sobre estos precios defiende que se trata de una cuestión comercial establecida por la FIFA. Para los dueños de los palcos, esta situación parece más un acto de desquite por haber conservado el derecho a sus espacios que un reflejo del profesionalismo esperable en un evento tan prestigioso.
Mientras se acerca la Copa del Mundo, la tensión entre la tradición de disfrutar del estadio y los nuevos modos de comercialización está claramente presente, dejando a muchos cuestionándose si estos costos son realmente justificados o si son meramente una estrategia de maximización de ingresos por parte de la FIFA.
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