El mundo de la guerra está en constante evolución y ahora podemos ver que la nueva tendencia es la privatización. Este fenómeno está liderado por Yevgueni Prigozhin, un mercenario que ha desafiado a Putin y que parece tener el control absoluto del negocio de la guerra privada en Rusia. Parece que su éxito profesional se debe a su capacidad para combinar habilidades militares con la gestión empresarial y la manipulación política.
En un escenario donde el poder militar del estado no es suficiente, la solución que ofrece Prigozhin es la utilización de mercenarios para conseguir los objetivos que el estado no puede alcanzar. Y es que, según su visión, la guerra privada es mucho más rentable y efectiva que la guerra convencional. Pero la realidad es que lo que parece un negocio próspero esconde en realidad el riesgo de una escalada de violencia a nivel global.
La figura de Prigozhin es compleja y enigmática, no solo por su trayectoria profesional, sino también por los rumores de su posible implicación en la injerencia rusa en elecciones y conflictos internacionales. Hoy en día y a pesar de todo, parece que el presidente Putin no tiene interés en enfrentarse a él. Algo que pone de manifiesto la realidad de una Rusia cada vez más controlada por los intereses empresariales.
La verdad es que la privatización de la guerra supone un peligro a nivel global, tanto para la estabilidad política como para la paz mundial. La figura de Prigozhin, como empresario y mercenario, es solo la punta del iceberg de un fenómeno peligroso que se está extendiendo a nivel internacional, y cuyas consecuencias están por verse. Sin duda alguna, este es un tema que requiere una reflexión profunda sobre el futuro de las guerras y del papel de los estados en el control de las mismas.
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