En un sorprendente giro de acontecimientos, los republicanos de New Hampshire han propuesto un proyecto de ley que busca castigar con penas de prisión a aquellos funcionarios estatales que inviertan fondos del estado siguiendo criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés).
Según el proyecto de ley, las inversiones estatales deben basarse únicamente en el rendimiento financiero y no en consideraciones ESG. Aquellos funcionarios estatales que no cumplan con esta normativa podrían enfrentar hasta tres años de prisión.
Aunque esta propuesta ha generado polémica, con defensores argumentando que es una forma de proteger los intereses financieros del estado y críticos señalando que limita la capacidad de invertir de manera responsable, su impacto en las inversiones estatales potencialmente es significativo.
La adopción de criterios ESG en las inversiones está en aumento en todo el mundo, con muchos argumentando que no solo es beneficioso desde el punto de vista moral, sino que también puede conducir a mejores resultados financieros a largo plazo. Sin embargo, la propuesta de los republicanos de New Hampshire plantea interrogantes sobre el balance entre las consideraciones financieras y ESG en las decisiones de inversión del estado.
A medida que este proyecto de ley avanza en el proceso legislativo, sin duda generará un debate más amplio sobre el papel que deben desempeñar los criterios ESG en las inversiones estatales y el equilibrio entre responsabilidad social y rendimiento financiero.
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