En el contexto de Costa Rica, se plantea un dilema en torno a cómo manejar su economía de manera que no afecte de manera negativa a la población más vulnerable. Esto se debe a que el fuerte crecimiento económico del país ha llevado a un aumento en la desigualdad social y económica, dejando rezagados a sectores de la población con menos recursos.
La economía de Costa Rica ha sido comparada con un jaguar, depredador por naturaleza, ya que ha logrado un crecimiento sostenido, pero su impacto en la población más vulnerable ha generado preocupación. A pesar de los esfuerzos por implementar políticas públicas y programas sociales para mitigar los efectos negativos de esta economía “depredadora”, aún existen retos importantes por superar.
Es crucial encontrar un equilibrio entre el crecimiento económico y el bienestar social, garantizando que todos los sectores de la población tengan acceso a oportunidades y beneficios. De lo contrario, la brecha entre ricos y pobres seguirá aumentando, generando tensiones y descontento social.
En este sentido, es necesario que se promueva un diálogo y una acción coordinada entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil para encontrar soluciones que beneficien a todos. Solo así se podrá garantizar un desarrollo sostenible e inclusivo que no deje a nadie atrás.
En conclusión, Costa Rica se enfrenta a un desafío importante en cuanto a cómo hacer que su economía beneficie a toda su población, especialmente a los más vulnerables. Es fundamental que se adopten medidas concretas y efectivas para lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y el bienestar social, asegurando un futuro próspero y equitativo para todos los costarricenses.
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