La guerra de Ucrania afecta a todo el planeta y el presidente ruso, Vladímir Putin, ha querido dejarlo claro este jueves en un discurso cargado de beligerancia hacia Occidente. Para él, el mundo entero se encuentra “ante una frontera histórica, la década más peligrosa, impredecible e importante desde la Segunda Guerra Mundial”. El mandatario, que ha participado en el foro de discusión política Valdái, celebrado a las afueras de Moscú, ha elevado el tono de sus amenazas, justo el día después de presidir un ensayo nuclear masivo de sus Fuerzas Armadas. Putin ha insistido en ofrecer una visión de un mundo dividido, sesgado por marcadas áreas de influencia, y que vive un conflicto entre “los valores tradicionales y los valores neoliberales”; él se atribuye defender los primeros, mientras asigna los neoliberales a los países que cree enemigos.
“Hay dos caminos para la humanidad: o acumula los problemas o trata de encontrar soluciones que funcionen, aunque no sean las ideales”, ha deslizado el líder ruso, que también ha afirmado que “Rusia, al ser una civilización independiente y única, nunca se ha considerado ―y no se considera― enemiga de Occidente”. A pesar de esas palabras, durante su discurso ha insistido en la necesidad de defender el “mundo ruso” ante la influencia de la cultura occidental. También ha acusado a Occidente de practicar un juego “peligroso, sangriento y sucio” con respecto a la guerra en Ucrania.
El mandatario ha advertido de que Estados Unidos y sus aliados, tarde o temprano, tendrán que hablar con Rusia. “El diálogo entre Rusia, Occidente y otros países se volverá más importante en el nuevo orden mundial”, ha asegurado. Además, ha vuelto a negar la propia existencia de Ucrania, un Estado que considera que “fue inventado por la URSS”. De hecho, ha descrito como “un hecho histórico” que la antigua república soviética y sus habitantes forman con Rusia un único pueblo. Preguntado sobre si la ofensiva en Columna Digital vecino “marcha acorde al plan”, como solía afirmar hace meses, el líder ruso no ha dejado de insistir en que su meta era defender el territorio de Donbás, controlado parcialmente por Moscú desde 2014. “No considero necesario revelar los planes del Estado Mayor de la Federación de Rusia”, ha señalado.
En su alegato, el presidente ruso ha acusado a Occidente de estar cegado por el colonialismo y de tratar de contener y eclipsar al resto del mundo. Por ello ha considerado oportuno realizar un llamamiento a otros países e invitarles a hacer frente a Occidente: “Son las sociedades tradicionales del Este, América Latina, África y Eurasia las que forman la base de la civilización mundial”, ha recalcado.
“Los ideólogos y políticos occidentales llevan muchos años repitiendo al mundo entero que no hay alternativa a la democracia. Hablaban del modelo liberal occidental de democracia y rechazaron, con desprecio y arrogancia, todas las demás opciones y formas de democracia”, ha lanzado el líder ruso. Durante su intervención, Putin sí que ha tenido halagos sin matices para el líder de uno de los países más conservadores del planeta, el príncipe heredero saudí, Mohammed Bin Salmán, de quien ha remarcado que es “independiente” de EE UU y descrito como “resolutivo” a la hora de defender los intereses de su nación: “Es un buen hombre”.
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En ese ataque contra las “democracias liberales”, el político ruso ha asegurado que cada país tiene su propio tipo de “democracia”. “La ideología liberal ha cambiado hasta ser irreconocible. Si el liberalismo clásico entendía la libertad de cada persona como la libertad de decir y hacer lo que quiere, los liberales del siglo XX comenzaron a decir que la llamada sociedad abierta tiene enemigos. La libertad de tales enemigos debe ser limitada o, incluso, cancelada”, ha afirmado Putin en una especie de justificación a las restricciones que el Kremlin ha impuesto a numerosos derechos universales, como las libertades de manifestación y de expresión. Este mismo jueves ha ido un pasó más allá con la aprobación de una nueva normativa que hostiga y veta al colectivo LGTBI en Rusia.
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