Rauw Alejandro está mostrando sus tatuajes. En un lado del cuello, un gran rostro de una geisha y en el otro un samurái; el brazo derecho está forrado de personajes de anime. Su reloj, con incrustaciones de diamantes, se lo regaló alguien generoso: cuesta 70.000 dólares (unos 59.000 euros). También exhibe piedrecitas brillantes en su blanca dentadura. Y un diente de oro. “Sí, cuesta mucho. Pero no te creas, soy de los reguetoneros que menos joyas llevan. Me pongo cadenas finas y sencillas”, afirma con una sonrisa repleta de centellas. Afuera, en la puerta del hotel madrileño donde nos encontramos, dos decenas de jóvenes esperan desde hace horas confiados en que el músico les conceda algunos segundos. “¿Sabes si va a salir y si se hará fotos con nosotros?”, preguntan al periodista.
Más información
Hasta 15 personas asisten al artista en su estancia en Madrid. En la amplia estancia donde se realiza la entrevista uno siente varios ojos observando. Aroma de estrella. Porque su tema Todo de ti es número uno de ventas y escuchas en las plataformas en varios países, entre ellos España, y dato importante en estos tiempos: en las redes sociales donde se exhibe una ruidosa vida paralela, Instagram y TikTok, es la canción preferida de los usuarios para poner banda sonora a sus vídeos caseros. Alejandro lo está petando, vamos; o como dicen en su tierra, Puerto Rico, “la está rompiendo, cabrón”.
“La mujer es mi fuente de inspiración. Me crie con mi madre, mi abuela y mi hermana. Son diosas. También tengo mis novias, claro. Es bonito escribir para hacerlas sentir poderosas y sexis”, afirma
Alejandro pertenece a la generación de artistas puertorriqueños que colonizan vorazmente las listas de las canciones más escuchadas. Él tiene 28 años; Bad Bunny, 27; Ozuna, 29; Anuel, 28; Myke Towers, 27; Jhay Cortez, 28… Son la escena de 2015-16, que cantaron en lo que ellos llaman partys, en La Perla, ese conjunto de calles del Viejo San Juan que a los turistas aconsejan no visitar. “Aunque ya no es tan peligrosa como antes”, apunta Alejandro. Todos ellos muestran un respeto genuflexo a los padres del reguetón (Daddy Yankee, Nicky Jam, Don Omar, Tego Calderón…), pero no renuncian a experimentar con otros ritmos y a actualizar la temática. Conservan, eso sí, el español como idioma para cantar, con lo que han conseguido últimamente que el castellano supere al inglés como lengua principal de la música pop.
Más información
Alejandro nació en Palma Sola, un pequeño y humilde barrio de Canóvanas (norte de Puerto Rico) en una familia de clase media “tirando a baja”. Su padre, guitarrista y cantante nacido en Brooklyn (Nueva York), le dio a conocer a los héroes de la música estadounidense: Elvis Presley, James Brown, Michael Jackson. Su madre, que cantaba en la orquesta del padre, le mostró “los valores de la vida: hay que trabajar fuerte y duro para conseguir los objetivos”. Sus padres se divorciaron cuando él tenía 10 años y se marchó a vivir con su madre a Carolina, un populoso municipio al este de San Juan, la capital de Puerto Rico. “Me afectó el divorcio porque perdí la relación con mi papá, que se fue a Estados Unidos. Mi madre tenía tres trabajos para mantenernos a mí, a mi hermana y a mi abuela. Con 18 años me fui a Estados Unidos con mi padre y recuperé la relación… hasta hoy. Ahora estamos en paz”, relata.
Vive actualmente en Miami, donde están los engranajes de la industria del pop latino. Allí conoció a la cantante española Rosalía, que participó con algunos detallitos en dos canciones de Afrodisiaco. “Somos amigos. Hemos hecho alguna cosa juntos, pero todavía no tenemos la colaboración buena. Llegará. Haremos algo grande. Ella es actualmente una de las mejores artistas del mundo”.
Se toma con una sonrisa la insistencia de algunos de sus seguidores por relacionarle con Rosalía o con la actriz Ester Expósito. “Viene con el paquete de ser artista. Yo era fanático de Cristiano Ronaldo y también quería saber todo de su vida íntima. Lo entiendo. Bueno, así es el mundo del entretenimiento. Yo puedo tener una amistad y rápidamente te dicen que somos pareja. Así son las cosas…”.