Un petardazo. Esa definición, y sus múltiples sinónimos, fue la más empleada este domingo para definir el paso de Red Bull por la primera parada del calendario del Mundial de Fórmula 1, en Baréin, donde apareció con la etiqueta de favorito al triunfo y se fue con el zurrón tan vacío como lo tenía cuando llegó. Los abandonos de Max Verstappen y Checo Pérez a tres vueltas y una del final, respectivamente, y mientras circulaban el segundo (Verstappen) y el tercero (Pérez), así como el incuestionable triunfo de Ferrari de la mano de Charles Leclerc, obligan a recalibrar el papel con el que los dos equipos encaran una temporada que se prevé explosiva, mucho más abierta que las últimas.
La velocidad y fiabilidad exhibida por el bólido de Maranello y el Haas, su hermano pequeño –Kevin Magnussen concluyó el quinto–, contrastaron con la flojera de los monoplazas del búfalo rojo y Alpha Tauri, su formación B, que también vio cómo el coche de Pierre Gasly se ponía a arder en el último tramo de una carrera que hizo saltar todas las alarmas en Milton Keynes, donde esperan los W13 del actual campeón y su compañero, para hacerles la autopsia cuanto antes. El domingo que viene hay gran premio en Arabia Saudí, y para entonces el detonante del gatillazo en el circuito de Sakhir debe haberse identificado, y en la medida de lo posible, resuelto.
“La gasolina no llegaba al motor y todo se apagó, así que decidí meterme en el taller”, declaró Verstappen tras bajarse de su prototipo, dando pistas de hacia dónde seguramente tienen que dirigir sus investigaciones los técnicos. Christian Horner, el director de la tropa de Milton Keynes (Gran Bretaña). “Las averías en los dos coches parecen muy similares. Este problema no nos había pasado antes. Tenemos que llevar los coches de vuelta a la fábrica, desmontar el sistema de abastecimiento de gasolina y entender qué pasó, porque sabemos que gasolina en los depósitos sí había”, declaró el ejecutivo británico, que definió como “una pesadilla”, el hecho de abandonar Baréin con un rosco en el casillero.
Llegados a este punto, el aspecto primordial para la escudería energética es encontrar la raíz del asunto. Es evidente que hubo algún aspecto del RB18 que este invierno se descuidó. En este sentido, hay que tener en cuenta que el ámbito de la aerodinámica fue el más afectado por la reformulación de la reglamentación técnica que se aplicó este año. Pero no la única. En el propulsor también se introdujo un cambio muy sustancial, relativo al combustible, que, a partir de ahora, debe incorporar un 10% de etanol, en una tendencia para tratar de arrimarse a un formato más sostenible.
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