Tras 33 horas de bloqueo por parte de damnificados por el paso del huracán Otis, se generó un caos vial en la Ciudad de México. Las personas afectadas tenían la intención de llamar la atención de las autoridades para exigir la reubicación de sus viviendas, pues argumentan que se encuentran en zonas de alto riesgo. Esto provocó un gran congestionamiento en una de las avenidas principales de la ciudad, afectando a miles de conductores y transeúntes.
El bloqueo, que inició el día anterior, generó un gran malestar entre los ciudadanos que se vieron afectados por la situación. A pesar de que las autoridades intentaron mediar con los manifestantes, no se logró una solución inmediata, lo que llevó al cierre de la vialidad durante más de un día.
Las demandas de los damnificados por Otis son comprensibles, ya que su situación es realmente complicada y peligrosa. Sin embargo, el bloqueo de vialidades representa un problema serio para el funcionamiento de la ciudad y afecta a una gran cantidad de personas que no tienen relación con el conflicto. Este tipo de manifestaciones, aunque legítimas en su reclamo, deben llevarse a cabo de manera que no perjudiquen a la población en general.
Es importante que las autoridades encuentren una solución justa y efectiva para los damnificados por Otis, reubicándolos en lugares seguros y brindándoles la atención y el apoyo necesario. Al mismo tiempo, es fundamental llevar a cabo estas acciones de protesta de manera que no perjudiquen a terceros, evitando así generar caos e inconvenientes para el resto de la población.
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