¿Opera ya la tecnología para que un robot asesino localice a alguien, le apunte y le dispare de forma completamente autónoma? Un grupo de expertos de las Naciones Unidas mantiene que sí, y que esta situación se dio ya en Libia en marzo de 2020. Así se lo comunicó al Consejo de Seguridad, según publicó la semana pasada la revista New Scientist. Este documento de gran calado (entre cuyos autores figura el español Luis Antonio de Albuquerque Bacardit) puede suponer un punto de inflexión, puesto que por primera vez en la historia se admite que una máquina ha atacado de forma autónoma a un ser humano, lo que desata profundos debates éticos y legales porque hace que se tambaleen las convenciones internacionales sobre lo que está permitido en una guerra.
Bajo el concepto coloquial de robots asesinos se esconde un campo amplísimo de armamento, explica el analista de Defensa Jesús Manuel Pérez Triana: “Estos van desde drones que caben en la palma de una mano a los de gran tamaño a aparatos como el Global Hawk estadounidense, cuya envergadura es mayor que la de un Boeing 737 y que es capaz de cruzar sin problemas el Océano Atlántico, pasando por vehículos blindados autónomos como los desarrollados por la empresa estonia Milrem Robotics, que ya han sido probados en guerras como la de Malí”.
El uso de drones parcialmente autónomos (es decir, necesitan alguna intervención humana) se ha generalizado de tal manera que han sido más que frecuentes en las guerras en Libia y Siria, y se convirtieron “en la verdadera estrella” del conflicto del Alto Karabaj que enfrentó a Armenia y Azerbayán en 2020, explica Pérez Triana. En esta última contienda se dio a conocer al gran público la llamada munición merodeadora, que se basa en la idea de no emplear drones para lanzar armamento, sino que el propio dron esté dotado de una ojiva y cuando localiza un objetivo, un operario lo lance hacia él porque el propio dron es un arma. “El paso evidente es dotarle a ese dron kamikaze de un sistema de reconocimiento de objetivos que le permita operar autónomamente”.