Los mitos y tópicos sobre la sensualidad y la moda en la antigua Roma se han visto desmontados recientemente por estudiosos que desafían las creencias populares. A diferencia de lo que se creía, la lencería fina no formaba parte del catálogo de prendas utilizadas por las mujeres romanas. En su lugar, éstas solían usar una túnica interior llamada “subligaculum” que tenía como función principal recoger la humedad del cuerpo.
Según estos expertos, la “subligaculum” no era sexy ni seductora sino más bien un utensilio básico cuyo fin era hacer más cómoda la ropa que se llevaba encima. Además, las mujeres que tenían los medios económicos para comprar ropa fina no la destinaban a su ropa interior, sino a sus túnicas exteriores que debían de ser vistosas y aparecer elegantes en sociedad.
Estos estudios también señalan que la moda femenina en la antigua Roma no buscaba la seducción ni la atracción sexual de los hombres, sino más bien la belleza y la elegancia en sí mismas. Las mujeres se vestían para impresionarse entre ellas y para satisfacer su propio gusto estético. De hecho, muchos de los atuendos femeninos eran complicados y poco prácticos, a veces incluso dificultando el movimiento, lo que desafía aún más la idea de la ropa femenina en la antigua Roma como una cuestión de seducción.
En resumen, las mujeres romanas no usaban lencería fina ni ropa interior seductora en el sentido en que lo entendemos hoy en día. La moda en la antigua Roma no buscaba la seducción o el atractivo sexual, sino más bien la elegancia y la belleza por sí mismas. Es importante recordar que a menudo confundimos los valores e ideales de una época con nuestra perspectiva actual, y es necesario desmontar estos mitos para entender mejor la historia y las culturas del pasado.
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