Las medias tintas con las que el Kremlin ha manejado la perspectiva de pagar la deuda pública llegarán hoy probablemente a su fin. Rusia debe pagar los intereses de dos emisiones de deuda en dólares, unos 100 millones de euros. El ministerio de Finanzas dio el lunes la orden de pago, pero no aclaró en qué divisa se realizará. De ello depende que la economía rusa entre en impago de su deuda desde la Revolución de 1918, cuando los bolcheviques repudiaron la deuda zarista.
Según el ministerio ruso, el pago se efectuará en rublos si las sanciones impiden realizarlo en dólares. Estas dos emisiones, además, no tienen cláusulas que habiliten un pago en rublos (como ocurre con otras). Desde el punto de vista ruso, la prohibición occidental de operar con el banco central ruso, que ha privado a Moscú de unos 300.000 millones de dólares en reservas, algo menos de la mitad del total, está forzando al país a un impago artificial.
Para el inversor occidental, en todo caso, las causas son secundarias. Si Rusia paga en rublos o no paga, es decir salvo que pague en dólares, empezará la cuenta atrás para el impago. En el sector financiero existe un periodo de gracia estándar de 30 días. A partir de ahí el impago quedará reflejado en las calificaciones de las agencias de rating y, en paralelo, desencadenará la activación de los CDS o seguros de impago, que depende de una decisión de la asociación de intermediarios ISDA.
El mercado, en todo caso, da el impago por hecho. La deuda rusa cotiza a un 20% de su valor nominal. El mercado de CDS calcula una probabilidad de impago del 70% este año, y la agencia de calificación Fitch prevé un impago “inminente”; su rating está solo un escalón por encima del impago selectivo.
La perspectiva de impago es un torpedo en las carteras de los gestores de fondos. Será el mayor default desde el de Argentina en 2001; el impago de Rusia de 1998 se limitó a la deuda denominada en rublos. El hecho de que hasta hace pocas semanas Rusia se considerar deuda segura (grado de inversión) agrava las pérdidas para los gestores de fondos. La deuda soberana rusa denominada en divisas extranjeras ronda los 40.000 millones de dólares, según cifras de Reuters.
Quedan pendientes otros 110.000 millones de deuda denominada en dólares de otros emisores. Pero, por el momento, Gazprom, Rosneft y Norilsk Nickel han abonado los cupones en dólares de sus emisiones. Según ha explicado a Bloomberg un directivo de esta última firma, el ministerio de Finanzas ha otorgado un permiso especial de tres meses para atender los pagos de deuda.
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