La Eurocámara aprueba una resolución que designa a Rusia como Estado promotor del terrorismo por sus actos “inhumanos y brutales” sobre Ucrania y su ciudadanía.
“Los ataques deliberados y las atrocidades llevadas a cabo por Rusia contra la población civil, la destrucción de la infraestructura civil y otras violaciones de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario equivalen a actos de terror contra la población ucrania y constituyen crímenes de guerra”, remarca la resolución, que reclama a los Veintisiete que sigan la línea y declaren a Rusia como “promotor del terrorismo”.
Mientras los europarlamentarios votaban la simbólica resolución, el Kremlin continúan con sus constantes ataques puesto que ha vuelto a apuntar deliberadamente a las centrales eléctricas de Ucrania, donde ya hay apagones masivos y empieza a haber problemas serios de transporte; una maniobra de Rusia para tratar de someter así a la población tras los duros reveses que han sufrido las tropas de Moscú.
La declaración de la Eurocámara, impulsada por los grupos de la derecha, va en una línea distinta a la que sigue Estados Unidos. Hasta ahora, pese a los reclamos de algunos congresistas, la Administración de Joe Biden se ha negado a declarar a Rusia como “promotor” del terrorismo, argumentando posibles consecuencias legales no deseadas para su sistema. El departamento de Estado de Estados Unidos considera a cuatro países —Siria, Irán, Corea del Norte y Cuba— como patrocinadores estatales del terrorismo, lo que significa que no pueden exportar material de defensa y están sujetos, por ejemplo, a restricciones financieras. Meter a Rusia derivaría en más sanciones y probablemente en congelar las vías de comunicación diplomática que todavía existen entre Washington y Moscú.
En la UE no existe un marco similar, indica Andrius Kubilius, eurodiputado lituano del Partido Popular Europeo, y uno de los redactores de la resolución. “Rusia no es solo un Estado que patrocina el terrorismo, sino un Estado que utiliza medios de terrorismo”, remata Kubilius. “El reconocimiento de este hecho por parte del Parlamento Europeo envía una clara señal política. Europa, los europeos, no quieren permanecer pasivos e impasibles cuando su gran vecino viola todas las normas humanitarias e internacionales”, remarca.
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