#Investigación | El sacerdote jesuita Javier Ávila, también conocido como Pato en la comunidad de Urique, ha declarado que las investigaciones contra José Noriel Portillo Gil, alias El Chueco, no deben cerrarse después de su muerte, ya que hubo otros implicados en los homicidios del municipio de Urique y El Chueco no actuaba solo.
El sacerdote ha exigido justicia por sus compañeros asesinados en la Sierra Tarahumara y ha afirmado que hay elementos que deben continuar en investigación, aunque el sujeto ya no esté disponible para ser juzgado.
El fiscal general del estado, César Jáuregui Moreno, anunció el jueves que las carpetas de investigación de El Chueco se habían concluido y solo se analizará la situación legal de sus bienes para determinar su procedencia.
Pato Ávila consideró que las carpetas no pueden terminar, ya que en los hechos se ha demostrado que varias personas participaron en los diferentes delitos atribuidos a José Noriel Portillo, y puso de ejemplo que hace un par de meses capturaron a dos personas a quienes señalaron de haber participado en el traslado de los cuerpos de las víctimas.
El 13 de julio pasado, las autoridades de seguridad detuvieron a José Pablo N, alias El Barbas, de 24 años, quien forma parte de la organización criminal que era comandada por José Noriel, así como Alfredo Evaristo N, alias El Chispa, fueron señalados por participar en la inhumación del cuerpo de Paul Osvaldo.
El sacerdote jesuita aseguró que incluso la muerte de El Chueco debe ser investigada a fondo. “Las circunstancias en que se dio la muerte no puede ser una carpeta cerrada, ni un borrón y cuenta nueva a la página. Se tiene que hacer una investigación muy profunda”.
El cura Javier Ávila dijo que no sabía qué razones tuvo el fiscal para decidir que habían fenecido las carpetas de investigación de El Chueco. “Es mi opinión, no es una la de un abogado ni de un perito, sino un ciudadano que sabe dónde está la ley, la justicia y por dónde deben caminan las investigaciones”.
También Pato Ávila dijo que es necesario conocer qué pasó con los otros detenidos y con las investigaciones, si todos o la mayoría de los casos se encuentran en la misma carpeta porque todo se derivó de una misma línea de investigación que inició con el homicidio de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar en la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique.
Por otro lado, Luis Arriaga Valenzuela, rector de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, en su editorial semanal señaló que la procuración de justicia del Estado fracasó porque el problema de impunidad radica en las fiscalías, ello tras la localización sin vida de Noriel Portillo. “Los jesuitas y la sociedad fuimos privados de un proceso legal en el que, conforme a derecho, se sancionaría a quien cometió graves delitos”.
En su artículo titulado Justicia, no ajusticiamiento hizo un llamado a reflexionar sobre las condiciones de violencia e impunidad que imperan, sobre todo porque el ajusticiamiento no era el final que se esperaba para El Chueco.
Señaló que con el homicidio de Noriel se arrancó la posibilidad de tuviera un proceso jurídico y pagara por sus actos, que se arrepintiera y pudiera incluso redimirse. Con información de Venessa Rivas/El Heraldo de Chihuahua
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