El corredor transístmico, que conecta el Golfo de México con el Océano Pacífico a través del Istmo de Tehuantepec, se ha convertido en una ruta cada vez más utilizada por los narcotraficantes para el transporte de drogas. En los últimos meses, las autoridades han detectado un aumento del narcomenudeo en esta zona, lo que ha generado preocupación entre la población local y las autoridades encargadas de garantizar la seguridad pública.
Según informes de la policía, los grupos criminales que operan en la región han intensificado su actividad en los municipios cercanos al corredor transístmico, como Salina Cruz, Juchitán y Coatzacoalcos. Estos grupos se dedican principalmente al tráfico de drogas como la marihuana, la cocaína y el fentanilo, y han establecido puntos de venta en distintos puntos de la ruta. Además, se ha detectado un aumento en la violencia relacionada con el narcomenudeo, incluyendo enfrentamientos entre bandas y ataques a civiles.
Las autoridades locales y federales han implementado medidas para combatir el creciente problema del narcomenudeo en el corredor transístmico. Se han llevado a cabo operativos en coordinación con fuerzas de seguridad de otros estados y se ha intensificado la vigilancia en las carreteras y poblaciones cercanas. También se han impulsado programas de prevención del delito y se ha fortalecido la presencia policial en las zonas más conflictivas.
A pesar de estas medidas, la lucha contra el narcomenudeo en el corredor transístmico continúa siendo un desafío para las autoridades. El aumento en la demanda de drogas en el país y en la región ha generado un mercado atractivo para los grupos criminales, que aprovechan las facilidades logísticas que ofrece la ruta. Por ello, se hace necesario seguir fortaleciendo la cooperación entre las distintas autoridades y redoblar los esfuerzos en la prevención del delito y en la persecución de los responsables.
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