Dirección y comité de empresa de Seat iniciarán este miércoles las negociaciones oficiales del nuevo convenio colectivo. La plantilla no quiere empezar esa negociación sin conocer cuál será el sobrante de empleo que supondrá la electrificación de la marca, un paso imprescindible para su viabilidad a medio plazo pero también una espada de Damocles sobre parte de sus 15.000 puestos de trabajo directos y los 116.000 indirectos.
“No es posible plantear un nuevo convenio sin tener clara cuál será la visión estratégica de la compañía y el empleo que podrá ofrecer la nueva etapa”, afirma Carnero, convencido ―además del mayor cargo orgánico de representación laboral es miembro del consejo de supervisión de Grupo Volkswagen― del tijeretazo que la nueva era del coche eléctrico dará a Seat.
Fuentes del grupo explican que la electrificación de las plantas no supone necesariamente una pérdida de mano de obra. Aunque sí que reconocen que conllevará la actualización de algunos de los trabajadores para que desempeñen otras funciones. Precisan que ahora serán necesarias tareas para ensamblar baterías, una operación que antes no se hacía, o la incorporación de otros aspectos tecnológicos o digitales que los coches no incluían hasta ahora y con los vehículos eléctricos se tendrá que desarrollar.
De esa forma, la fábrica de Martorell se vería afectada, pero el impacto se extendería como una mancha de aceite sobre otras factorías. La de la Zona Franca también estaría afectada con una reducción de producción que está descontada: es por ello que se había planteado ubicar allí el centro de montaje de los packs de baterías que van en los vehículos.
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La negociación del convenio llega un año tarde, después de que la compañía pidiera a los sindicatos dejar la negociación y esperar a ver cómo se despejaban las nubes de la pandemia y de los cuellos de botella de suministros. Ahora, los sindicatos plantean negociarlo sin dejar pasar el aumento de la inflación del año pasado ―el IPC cerró el pasado diciembre con un alza del 6,5%―. Pero, sobre todo, cuáles han de ser las condiciones laborales de quienes se queden e, incluso, de quienes tengan que dejar la empresa en los próximos años.
Para ello, no obstante, es necesario conocer qué asignaciones de vehículos y componentes tendrá Seat. De momento, y aunque todavía condicionado a que se pongan en curso recursos de los fondos europeos Next Generation, fabricará a partir de 2025 los vehículos eléctricos más económicos de Cupra y Skoda. Esa producción no será del todo suficiente, en opinión del comité de empresa, que reclama la asignación para 2027 de un nuevo modelo con una plataforma mayor, que podría ser la de la segunda versión del Cupra Formentor, el vehículo de más alta gama de la compañía española.
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