Si el mayor sabio cesa, avanza la ciencia.

En un encuentro electrizante en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Amin Maalouf cautivó a mil jóvenes con un mensaje de esperanza y reflexión. Este evento, realizado el 4 de diciembre de 2025, marcó un punto de inflexión al abordar los desafíos y oportunidades que presenta el avance acelerado de la ciencia y la tecnología.

Maalouf, reconocido escritor libanés y ganador del Premio FIL en Lenguas Romance 2025, utilizó su plataforma para destacar que, por primera vez, la humanidad tiene la posibilidad de resolver problemas que han persistido a lo largo de milenios. Su discurso, que abarcó desde la empatía hasta la necesidad de un desarrollo responsable de la inteligencia artificial, fue un llamado a la acción.

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“Cada vez, los avances científicos superan nuestra capacidad de adaptarnos. Ese es el gran reto que enfrentamos en las próximas décadas”, advirtió Maalouf. Con una mirada crítica hacia el impacto de la biotecnología y la inteligencia artificial, enfatizó que estas herramientas deben servir a la humanidad y no oprimirla, dejando claro que el progreso científico es intrínseco a la naturaleza humana. “Si el más grande sabio decidiera no trabajar más, la evolución de la ciencia seguiría su curso”, afirmó. Este fenómeno es tan imparable que, según él, ha cobrado una velocidad sin precedentes en los últimos veinte años.

Sin embargo, el autor no ignoró los riesgos que estos avances traen consigo. Si bien se pueden eliminar enfermedades y pobreza, también advirtió sobre el uso indebido de la tecnología para exacerbar conflictos antiguos. “Estamos en una época delicada”, dijo, instando a los jóvenes a mantener la lucidez y a no cerrar los ojos ante los peligros que acechan.

La conversación se tornó más profunda cuando un joven del público preguntó sobre las similitudes entre el mundo distópico de George Orwell en su novela 1984 y los actuales desafíos tecnológicos. Maalouf reflexionó sobre la naturaleza del poder y la tiranía en la actualidad, señalando que, a diferencia de la opresión orwelliana, hoy en día no hay un único poder que controle a la humanidad, sino una realidad tecnológica que puede ser tanto un aliado como un adversario.

Con una mente abierta y un espíritu optimista, Maalouf concluyó su intervención con un mensaje inspirador: “Tenemos en nuestras manos la oportunidad de cambiar el mundo hacia el bien. No debemos dejar que se pierda”. Es un reto para la juventud contemporánea, que enfrenta la dualidad de un futuro brillante y, al mismo tiempo, incierto.

Así, en medio de un contexto de avance tecnológico y desafíos sociales, el llamado a la acción de Maalouf resuena como una advertencia y un desafío efectivo para construir un futuro donde los problemas de la humanidad, tan antiguos como el tiempo, puedan finalmente ser resueltos, siempre y cuando se actúe con conciencia y responsabilidad.

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