Juana Bravo Lázaro, una destacada cocinera y artesana purépecha, ha alcanzado un hito significativo al ser galardonada con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2024 en la categoría de Artes y Tradiciones Populares. Sin hablar español y sin ningún tipo de estudios formales, Juana ha llevado la gastronomía tradicional de Michoacán al escenario internacional, enriqueciendo con su labor la cultura culinaria del mundo.
Originaria de Angahuan, una comunidad indígena situada cerca del volcán Paricutín, Bravo Lázaro ha dedicado su vida a promover las tradiciones, la cultura y la cocina de su región. En sus propias palabras, está “orgullosamente feliz” de haber podido mostrar al mundo el trabajo de mujeres que enfrentan problemas económicos, haciendo un énfasis especial en las madres solteras de su comunidad.
Desde su primera participación en una muestra gastronómica en 2000, donde vendió atole blanco con buñuelos, Juana no ha dejado de viajar, recogiendo experiencias y ofreciendo su conocimiento en lugares como París, Nairobi, Italia, Estados Unidos, Argentina y Chile. Su participación en la declaratoria de la cocina mexicana como patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO en 2005 y su rol clave en la inclusión de sus tradiciones en 2010 destacan su compromiso por la preservación de la cultura purépecha.
Además de la cocina, su talento se extiende a la artesanía textil. Juana es parte fundamental del grupo de artesanas purépechas “Tejedoras de Santiago Angahuan”, que ha crecido de 85 a 500 integrantes. La transmisión de conocimientos culinarios y de tejido ha sido una característica esencial de su vida, aprendiendo desde pequeña de su abuela, que la introdujo en el mundo de la cocina tradicional.
Los platillos que más la apasionan son las corundas, un tamal triangular típico de su pueblo, y el atápakua, una deliciosa salsa de origen prehispánico cargada de historia y tradición. Juana Bravo Lázaro continúa su labor con valentía y dedicación, promoviendo la identidad cultural de Michoacán a través de la gastronomía, demostrando que, sin importar las barreras del idioma o la educación formal, la pasión y el compromiso pueden llevar un legado a su máxima expresión.
Celebremos su trabajo y su premiada trayectoria, un testimonio de la riqueza cultural que ofrece Michoacán y un modelo a seguir para futuras generaciones. La tradición vive y se expande, gracias a mujeres como ella.
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