Por Juan Carlos Sánchez Magallán
La soberanía es uno de los principios fundamentales del derecho internacional y se refiere al derecho de cada Estado de ejercer su propia autoridad y seguridad interior y exterior sobre su territorio y sus ciudadanos. En este contexto, la discusión sobre el ingreso de fuerzas policiales estadunidenses a México para combatir el tráfico de drogas, en particular el fentanilo, plantea importantes cuestiones relacionadas con la soberanía y la relación entre dos países vecinos y aliados.
El fentanilo es un opioide sintético que es mucho más potente que la heroína y que ha sido responsable de miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos. Gran parte de este fentanilo se produce en laboratorios clandestinos en México y es contrabandeado a través de la frontera hacia Estados Unidos. En respuesta a esta crisis de salud pública, algunos miembros del Congreso estadunidense han propuesto que las fuerzas policiales de su país entren en México para combatir el tráfico de fentanilo y otras drogas.
Nuestro país tiene una larga historia de lucha por su independencia y su soberanía, y cualquier intervención extranjera en nuestro territorio será una amenaza a nuestra integridad nacional.
En este contexto, es importante recordar que la lucha contra el tráfico de drogas es una responsabilidad compartida entre Estados Unidos y México, y que ambos países tienen un interés común en abordar esta crisis de salud pública. Sin embargo, la colaboración en este ámbito debe ser sustentada en el respeto mutuo a la soberanía y la integridad territorial de cada país.
La propuesta de ingreso de fuerzas policiales estadunidenses a México para combatir el tráfico de fentanilo y otras drogas fue rechazada contundentemente por el presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard. Esto se debe, en gran parte, a que el tráfico de armas de Estados Unidos a México sigue siendo un problema grave y persistente que no ha sido abordado de manera adecuada por el gobierno estadunidense.
El tráfico de armas es una de las principales causas de la violencia y la inseguridad en México. Las armas que se venden de manera ilegal en Estados Unidos a menudo terminan en manos de los cárteles de la droga en México, lo que ayuda y permite fortalecer su poder y su capacidad para cometer actos violentos. A pesar de los esfuerzos de México para detener este flujo de armas, la venta ilegal de armas en Estados Unidos sigue siendo un problema grave que no ha sido abordado de manera efectiva y, si no, ahí están sus 648 “tiroteos masivos” de 2022, que dejaron miles de heridos y centenares de homicidios.
La vía diplomática y el diálogo constructivo entre los dos países ayudan a construir soluciones efectivas y duraderas para estos problemas críticos que afectan la seguridad y el bienestar de ambos pueblos, haciendo de lado el interés mezquino de los congresistas republicanos, que ven en este tema un filón de oro para su próxima contienda electoral presidencial. ¿O no?, estimado lector.
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