Por Juan Carlos Sánchez Magallán
Las sociedades de consumo son aquellas que se basan en el consumo masivo y excesivo de bienes y servicios que ofrece el mercado. Este tipo de sociedades se desarrollaron a partir de la Revolución Industrial y el capitalismo, y se caracterizan por la producción en serie, la competencia, la publicidad y el crédito. Las sociedades de consumo tienen ventajas como el crecimiento económico, el bienestar social y la libertad de elección, pero también desventajas como el impacto ambiental, el endeudamiento y la insatisfacción.
Aspectos como el desarrollo económico, el acceso a los bienes y servicios, la calidad de vida, la contaminación, el agotamiento de los recursos naturales y la desigualdad social.
Estos bienes y servicios son producidos y distribuidos por el sistema económico capitalista, que se basa en la oferta y la demanda, la competencia, la innovación y el beneficio. Así el consumo se convierte en el motor de la economía y en el indicador del progreso y el bienestar.
El origen histórico de las sociedades de consumo se remonta a la Revolución Industrial, que tuvo lugar entre los siglos XVIII y XIX. Este proceso implicó el desarrollo de nuevas tecnologías, fuentes de energía, medios de transporte y comunicación, que permitieron aumentar la producción, el comercio y el consumo de bienes a gran escala. Además, se produjeron cambios sociales, políticos y culturales, como el surgimiento de la clase obrera, el liberalismo, el nacionalismo y el individualismo. Las sociedades de consumo se consolidaron en el siglo XX, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, con el auge de Estados Unidos como potencia económica y cultural, la expansión del mercado global, la creación de organismos internacionales, la difusión de los medios de comunicación masivos y el desarrollo de marketing y publicidad.
Las sociedades de consumo se caracterizan por la oferta y demanda de los productos, bienes y servicios, éstas regulan el precio y la cantidad que se producen y se consumen en el mercado. El consumismo es la tendencia a consumir más de lo necesario, motivada por el deseo de satisfacer las necesidades emocionales, sociales o simbólicas, más que las materiales. El consumismo se ve estimulado por la publicidad, el marketing, la moda, el crédito y la presión social y genera problemas como el endeudamiento, la insatisfacción, la ansiedad, el estrés y la pérdida de valores.
La obsolescencia programada, como práctica de diseñar y fabricar los productos con una vida útil limitada o inferior a la posible, con el fin de incentivar el consumo frecuente y aumentar las ganancias de sus fabricantes, esto es, los productos se diseñan y producen para tener una vida útil reducida; significa que los electrónicos como celulares, tabletas, computadoras, televisiones, bombillas eléctricas, baterías, automóviles, microondas, refrigeradores, videojuegos, softwares, videojuegos, cartuchos de tinta, etcétera, deben ser sustituidos por unos nuevos en corto tiempo provocando en los consumidores compras compulsivas.
La influencia de la publicidad y el marketing de ventas; para persuadir a los consumidores de comprar sus producto o servicios, creando necesidades, deseos o preferencias, basándose en el uso de mensajes, imágenes, sonidos, colores, símbolos, etcétera, que apelan a las emociones, los valores, los estilos de vida o las identidades de los consumidores. Ciertamente, las empresas crean necesidades a influir en los consumidores para persuadirlo a comprar algo que no sabía que deseaba, porque les causa deseo, fascinación, novedad, entusiasmo, estatus y un sentido o sensación de confort. Ahí están ejemplos claros, como la compra de bebidas carbonatadas y con gas, un vehículo deportivo, un perfume, etcétera, productos que generan un sentido de clase y de estatus social elevado.
De ahí la necesidad de crear organismos e instituciones públicas nacionales e internacionales protectoras de los consumidores y sus derechos. Por su importancia dedicaremos el siguiente artículo, ¿o no, estimado lector?
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