Hoy se publican los datos más completos hasta la fecha de una pandemia que lleva años en marcha y que amenaza con convertirse en una pesadilla muchísimo mayor que la covid: las muertes causadas por bacterias resistentes a antibióticos.
Las infecciones causadas por estos patógenos en todo el mundo siegan 1,2 millones de vidas al año, más que el sida, la malaria o el cáncer de pulmón, tráquea y bronquios. Además, este tipo de microbios también infectó a casi cinco millones de personas que murieron en hospitales por otras causas.
Los responsables del estudio consideran que en menos de 30 años las superbacterias matarán a 10 millones de personas cada año, es decir, tres veces más que lo estimado para la covid en 2020. La investigación ha sido publicada en la revista médica The Lancet y ha analizado datos de 204 países, el estudio más completo de este tipo hasta la fecha, según sus autores
Lo más preocupante de estos datos es que apenas hay cura para estas infecciones letales. Solo existe una vacuna para uno de estos patógenos. En el resto de los casos, los médicos se ven a menudo impotentes, pues las bacterias se han vuelto inmunes a todos los antibióticos de primera línea, como la penicilina.
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La causa de esta “enorme amenaza para la salud global”, como la califican los autores del megaestudio, es el uso indiscriminado y descuidado de antibióticos desde la segunda mitad del siglo pasado, tanto en la salud humana como en ganadería para engordar el ganado.
El mundo está hoy mucho más cerca de alcanzar las cifras de muertes previstas para dentro de 30 años de lo que se pensaba, alerta Chris Murray, investigador de la Universidad de Washington (EE UU) y coautor del estudio. Además, ha diferenciado entre las muertes atribuibles directamente a las infecciones de aquellas en las que estos microbios estaban relacionados con las defunciones, pero no se podía asegurar que fuesen los responsables.
Las infecciones resistentes a antibióticos son ya la tercera causa de muerte a nivel global, solo por detrás de las enfermedades coronarias y los ictus, destaca el estudio. Las infecciones respiratorias como la neumonía causadas por estas bacterias son las que más mortalidad causan: 400.000 muertes al año. Le siguen las infecciones sanguíneas que pueden desembocar en sepsis —que siegan 370.000 vidas— y las abdominales, que se llevan otras 210.000.
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Los investigadores han analizado 23 patógenos diferentes y casi 90 combinaciones de infecciones y fármacos usados para tratarlas —sin éxito—. Los niños son los más afectados por esta pandemia: el 20% de los fallecidos tenían menos de cinco años, según el estudio, que no detalla las muertes en otros tramos de edad. Los niños de corta edad son más vulnerables a estas infecciones porque su sistema inmune aún no está entrenado y están en contacto con más patógenos debido a que pasan mucho tiempo en el suelo y se llevan a la boca muchos objetos. De hecho, Unicef calcula que hasta el 40% de todas las muertes en estas edades se deben a infecciones resistentes.
De todos los microbios analizados, tan solo seis de ellos —E. coli, S. aureus, K. pneumoniae, S. pneumoniae, A. baumannii, and P. aeruginosa— son responsables de la mayor parte de las defunciones (920.000).
África Subsahariana y el sudeste asiático son las dos regiones con mayor incidencia, con más de 20 muertes por cada 100.000 habitantes. En los países desarrollados, incluida España, las infecciones de este tipo matan a 13 personas de cada 100.000 de media. España muestra unos niveles de resistencia a antibióticos medios, superiores a los de los países del norte de la UE e inferiores a los registrados en algunos del sur, como Italia, Portugal o Grecia. La bacteria que más amenaza a España es Acinetobacter baumannii, según los datos del trabajo. Este microbio afecta especialmente a pacientes hospitalizados en la UCI.
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Este investigador forma parte de un equipo científico al que la Organización Mundial de la Salud ha encargado seleccionar la lista de antibióticos esenciales para la salud humana y blindar su uso, lo que evitaría que las bacterias se vuelvan resistentes a ellos.
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