El mismo día en que Nicola Sturgeon presionaba a Boris Johnson para imponer controles fronterizos más duros con el fin de frenar la llegada al Reino Unido de la variante ómicron del coronavirus, la dirigente política desplegaba ante sus seguidores los planes para que Escocia alcance su independencia en 2023. La ministra principal de esta nación autónoma ha confirmado, en su discurso de clausura del congreso anual del Partido Nacional Escocés, que su Gobierno comenzará a desgranar el año que viene la hoja de ruta para que los ciudadanos vuelvan a acudir a las urnas, como en 2014, para decidir si quieren romper amarras con Londres. Y el principal argumento para renovar ese compromiso tiene nombre y apellidos: Boris Johnson. “El Gobierno de Johnson está erosionando de modo deliberado las competencias del Parlamento escocés democráticamente elegido”, ha dicho Sturgeon. ”Pero ya no se trata de lo que supone él personalmente. El mayor problema del sistema político de Westminster [en referencia al Parlamento del Reino Unido] es que permite que alguien como él sea capaz de acceder al puesto de primer ministro”, ha señalado.
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Aunque la ministra principal escocesa, que ha logrado construir durante la pandemia una imagen de rigor y seriedad nítidamente contrapuesta a la gestión errática de Downing Street, siempre ha supeditado el sueño independentista a la salida definitiva de la actual crisis sanitaria, su discurso de este lunes ante el partido dejaba claro que no hay marcha atrás. “Desafío a cualquiera a observar el sistema corrupto, quebrado y egoísta de Westminster, del que formamos hoy parte, y concluir que aporta una base segura de futuro para Escocia”, ha retado Sturgeon, después de recordar el golpe que supuso para los escoceses la llegada del Brexit. Votaron mayoritariamente en contra de la salida de la UE. “El año que viene, si lo permite la covid, a medida que salgamos del invierno y nos adentremos en la primavera, reanudaremos la campaña para convencer a la mayoría de escoceses de que nuestro futuro será mucho más seguro como una nación independiente”, ha prometido la líder del SNP. “Y a lo largo del año que viene, iniciaré el proceso necesario para permitir que podamos celebrar un referéndum a finales de 2023″.
Ese proceso “necesario” pasaría por reavivar el Acuerdo de Edimburgo, el pacto entre el Gobierno autónomo y Londres para permitir la celebración de un referéndum en 2014. La fórmula empleada entonces, la llamada Sección 30 (en referencia al apartado de la Ley de Devolución de Competencias a Escocia de 1998), permitía excepcionalmente al Parlamento autónomo la convocatoria de la consulta, a pesar de que el asunto está vinculado a cuestiones constitucionales y era, por tanto, competencia directa del Parlamento de Westminster.
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