La modernización del sistema de peaje en las carreteras de México plantea un reto crucial para el flujo del tránsito. En un país donde el uso del efectivo todavía predomina, la dificultad y el tiempo asociado a su manejo en las casetas de cobro impactan directamente en la experiencia del viajero.
Las casetas que aceptan efectivo suelen estar más congestionadas, en parte debido a la complejidad que implica dar cambio en transacciones grandes. Por ejemplo, si un conductor debe abonar un peaje de 23 pesos con un billete de 500, el proceso se torna excesivamente prolongado, complicado por la necesidad de devolver múltiples denominaciones.
Contrario a ello, el uso de sistemas de telepeaje, como los dispositivos TAG, permite realizar las transacciones en cuestión de segundos, gracias a la interfaz rápida con las cuentas bancarias previamente registradas. Esta mejoría en la eficiencia también es celebrada por los usuarios; sin embargo, la saturación y los retrasos en las casetas siguen siendo una preocupación, especialmente en épocas vacacionales o durante horarios de alta demanda.
La operación de las casetas no solo afecta la experiencia del usuario, sino que también genera un costo social significativo, al desperdiciar horas de tiempo valioso. Información reciente indica que algunos conductores podrían esperar hasta una hora para cruzar ciertas casetas, lo que no solo es irritante, sino contraproducente al propósito de utilizar estas vías de peaje.
Es fundamental que las casetas tengan carriles exclusivos para telepeaje. En situaciones donde ambos tipos de pago comparten los mismos carriles, la lentitud de los pagos en efectivo afecta a todos los usuarios. Implementar carriles exclusivos no solo aceleraría el flujo del tráfico, sino que también incentivaría a adoptar el uso de telepeaje, ayudando a reducir la congestión.
La iniciativa de Capufe de dejar de aceptar efectivo es un paso en la dirección correcta, aunque plantea un desafío por la variedad de TAG y sistemas de cobro existentes en el país. No existe todavía un acuerdo obligatorio de interoperabilidad, lo que significa que no todos los dispositivos TAG funcionan en todas las casetas, complicando aún más la situación.
Con el 90% de las personas y mercaderías moviéndose por carretera, la implementación efectiva del telepeaje es más vital que nunca. El tiempo ahorrado al cruzar las casetas es considerable: estudios muestran que transiciones que antes tomaban hasta 25 segundos ahora pueden hacerse en solo 4. Si se consideran los aproximadamente 500 millones de cruces al año, el uso generalizado del telepeaje podría representar un ahorro monumental de tiempo, liberando millones de horas de productividad.
La modernización del sistema de peaje no solo es deseable, es una necesidad imperante para garantizar un tránsito más ágil en las carreteras de México. En un contexto donde el tiempo es dinero, la situación actual invita a una reflexión estratégica sobre cómo mejorar la gestión en las casetas de cobro y potenciar la eficiencia del sistema vial en su conjunto.
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